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13 Estas cosas he escrito a vosotros que creéis en el Nombre del Hijo de Dios; para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el Nombre del Hijo de Dios. 14 Y esta es la confianza que tenemos en Dios, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.

»En lo de citar en las márgenes los libros y autores de donde sacáredes las sentencias y dichos que pusiéredes en vuestra historia, no hay más sino hacer, de manera que venga a pelo, algunas sentencias o latines que vos sepáis de memoria, o, a lo menos, que os cuesten poco trabajo el buscalle; como será poner, tratando de libertad y cautiverio: Non bene pro toto libertas venditur auro.

Para vuestro hijo... Pero oídme bien, es preciso que sepáis de dónde viene esto, y acordaos de decírselo a vuestro hijo cuando le escribáis. El cura, por la vigésima vez, repitió su discurso sobre madama Scott y miss Percival. A las seis volvió a su casa, muerto de fatiga, pero con la alegría en el corazón. ¡Lo he dado todo! exclamó, apenas divisó a Paulina, ¡todo, todo!

Tanto interés tiene me replicó en que vos no sepáis quién es, que desea veros misteriosamente. Explicáos. La alta persona que me envía dijo el cocinero dando vueltas á su gorra, porque sin duda hallaba gran dificultad en cumplir con su mensaje , quiere... pues... quiere que le recibáis sin luz.

Hizo irrupción en la sala la orquesta callejera; pero al ver las niñas pobres la claridad del alumbrado, se detuvieron azoradas sin osar adelantarse. Lola, cogiendo de la mano a la que parecía capitanear el grupo, la trajo casi a la fuerza al centro de la estancia. Entra, mujer... que pasen las otras.... A ver si nos cantáis los mejores villancicos que sepáis.

Y, para confirmación desto, quiero también que sepáis que los tales encantadores sus contrarios no ha más de dos días que transformaron la figura y persona de la hermosa Dulcinea del Toboso en una aldeana soez y baja, y desta manera habrán transformado a don Quijote; y si todo esto no basta para enteraros en esta verdad que digo, aquí está el mesmo don Quijote, que la sustentará con sus armas a pie, o a caballo, o de cualquiera suerte que os agradare.

No, no negáis... Será bien que vayáis vos en persona: en vez de negar, afectaréis como que la hacéis una gran confianza, y la diréis: su majestad es muy grave, muy cuidadoso de su decoro; su majestad no quiere que nadie, ni vos misma, sepáis que os ama... que os visita... Su majestad vendrá á veros, y le recibiréis sin luz: debéis ser muy prudente, y en las visitas que su majestad os haga, no indicar ni por asomo que le conocéis.

Y como deciros no puedo lo que en es y no es, ni lo que yo soy por el efecto de vos que en se hace, quiero deciros, que acordándome del papel y del tintero que conmigo siempre traigo para coger al vuelo las mercedes que mi pobre musa me concede alguna vez, especialmente cuando entre las verdes alamedas del Guadalquivir la tristeza de mis pensamientos paseo, he querido escribiros por que sepáis que cuando yo vuelva a veros, más que por lo de anoche, de la justicia habréis de ampararme; y quedad con Dios, puede ser que hasta la noche, que cumplido ya mi propósito bajo vuestros miradores venga a ponerme, o si lo queréis mejor, señora mía, por la reja que a la vuelta de vuestra casa en la callejuela se halla, podéis a la media noche tener noticias del suceso de las aventuras en que por vos voy a meterme.

11 Porque de esta manera os será abundantemente administrada la entrada en el Reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesús, el Cristo. 12 Por esto, yo no dejaré de amonestaros siempre de estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente. 14 sabiendo que brevemente tengo que dejar este mi tabernáculo, como nuestro Señor Jesús el Cristo me ha declarado.

2 Y os alabo, hermanos, que en todo os acordáis de , y retenéis las instrucciones mías, de la manera que os hablé. 3 Mas quiero que sepáis, que el Cristo es la cabeza de todo varón; y el varón la cabeza de la mujer; y Dios la cabeza del Cristo. 4 Todo varón que ora o profetiza cubierta la cabeza, afrenta su cabeza.