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El más cercano le tenía á su lado en público; salió con él por el camino al marchar hacia la Fere, y dejándole en Chauny encomendó mucho á Villeroy cuidase de su persona, acompañándole cuando hubiera de ir á San Quintín, «porque no podía pasarse sin su compañíaTodo esto era altamente honorífico sin duda; mas no lo que esperaba el Sr.

Sin embargo, por un resto de consideración ó indulgencia solía Enrique IV defender alguna vez á su Consejero de la malquerencia de Villeroy y de Rosny; prueba esta carta dirigida al último: «Antonio Pérez ha venido á darme gracias por los tres mil escudos que se le han dado, y á suplicarme se extiendan á la cantidad de cuatro mil, con el fin de que si llega á saberse en España no digan que recibe menos que en los años anteriores.

Las memorias de Sully, como las de Villeroy, tan ricas en pormenores de la corte francesa por aquellos tiempos, no hacen una sola vez mención de Antonio Pérez; y si no hay que olvidar que ambos escritores y políticos le quisieron mal, no estaban en el mismo caso Pierre de Lestoile ni Palma Cayet, cronistas minuciosos de las calles y las ocurrencias, ni de Thou, Jean Choisnin, Claude Groulart, que ilustraron las memorias del reinado sin dedicar dos líneas de escritura al español refugiado.

El interesado, en vista de la gracia y pensión señalada por el Monarca, sin pedirla él, hizo saber á Villeroy «que era perro y peregrino; pero perro peregrino en la fidelidadCasi al mismo tiempo informaba á su amigo el Conde de Essex de haberse interceptado cartas de España por las cuales se venía en conocimiento de los proyectos del Conde de Fuentes en Flandes, así como de las miras de Nabucodonosor, que á toda prisa reunía ejército y armada.

Tan lo sabía, que lo advirtió anticipadamente en carta personal á su Embajador en Londres, Conde de Beaumont, escribiendo esta frase: «Cree hacerse el necesario y me parece que se equivoca ;» y antes lo había advertido su Ministro de Estado M. de Villeroy diciendo: «Cuidado con Antonio Pérez, que nos ha informado de su marcha, no vaya á sorprender, como se promete, á los cortesanos y á las damas con las lisonjas y adulaciones de costumbre, y á entender con motivo de las paces que ha prestado servicio de tal naturaleza, que merece ser reintegrado en los bienes y honores que tuvo.

No perdió momento Pérez, como Villeroy refiere, en el ensayo de reconquistar el terreno perdido en Francia; por intermisión del Condestable y embajada de Manuel Don Lope quiso justificar el viaje por aventura arriesgada de necesidad, de la que volvía postrado con gran calentura.

S. Guarde y prospere como dessea. De Londres á xj. de enero de 1595. Muy Ill.^e Sr. Besa las manos de V. S., su muy seruy.^r Ant. Perez. Mos de Neufville, S.^o destado del Rey Christia.^mo Colec. Morel Fatio, núm. IV. Nota que Mos de Beaumond era sin duda Charles du Plessis, señor de Liancour y Conde de Beaumont. Neufville, Nicolás Neufville de Villeroy. Bibl. Nac. de París, Esp., 336, fol. 93.

Se creía blanco de la enemiga de los Guisas por haber sacado á luz en las Relaciones los proyectos de confederación que formaron con D. Juan de Austria; presumía que la envidia de Villeroy le armara alguna celada, llevando la desconfianza al límite de entender que Gil de Mesa, su alter ego, le espiaba y vendía al Rey, y que éste, para alcanzar arreglo ventajoso con España, entregaría á D. Felipe la persona de su fugitivo secretario .

M. Birch transmitió el rumor de la época de haber ido á poder del Ministro Villeroy los papeles del Peregrino, y de haber sido quemados por consideración á España. Llorente dió noticia de algunos documentos existentes en el Tribunal de la Inquisición con motivo de la demanda que en rehabilitación de su memoria presentaron en 21 de febrero de 1612 los seis hijos de Antonio Pérez.

Antonio Pérez se despidió de la Reina, dejando en su mano un memorial dictado en los términos conceptuosos de su estilo ordinario, y puesto en francés por mano propia de Bacon . Pedía en el documento que no confiara á nadie su cifra y correspondencia secreta, haciendo en cambio la promesa incalificable, que teniendo entendido iba á ser huésped del Secretario de Estado, Villeroy, procuraría sacar partido de la circunstancia en provecho del servicio de S. M.