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Bastaba para esto aparecer como una buena señora, halagar al joven, atraerle, hablarle de Roussel con respeto y de este modo, lo malo que Fortunato diría seguramente de ella sería considerado como prueba de la más injusta malquerencia. Y precisamente había adoptado, desde el primer momento, la línea de conducta más opuesta.

Largo es el anterior preámbulo, pero no está de sobra, para afirmar aquí que, si bien no he leído yo La Muerte y el Diablo y Herejías, de D. Pompeyo Gener, ha sido por descuido y no por malquerencia regional, y que ahora, después de haber leído el flamante libro del mismo autor, titulado Amigos y Maestros, hallo que su autor es digno de consideración detenida y de extraordinario aplauso.

Y pesábale que su padre mostraba estar tan mal con él que le quisiese matar é procurar la muerte, viendo él en que no le habia dado causa para que dél hobiese enojo é dél tuviese malquerencia, sino que ántes procuraba y habia procurado hacerle todo servicio, y hacerle todo placer y contentamiento; y como conociese que el enojo y pasion que dél tenia era por invidia de ver quel escedia á todos sus hermanos, tenia algun tanto de pasion por ello.

Es muy curioso que sólo sea capaz de gobernar aquél que no ha podido obtener un día de reposo, y que después de haber destrozado, envilecido y ensangrentado su patria, se encuentra que, cuando creía cosechar el triunfo de tantos crímenes, está enredado con tres Estados americanos: con el Uruguay, el Paraguay y el Brasil, y que aun le quedan a su retaguardia Chile y Bolivia, con quienes tiene todas las exterioridades del estado de guerra; porque por más precauciones que el Gobierno de Chile tome para no malquistarse con el monstruo, la malquerencia está en el modo de ser íntimo de ambos pueblos, en las instituciones que los rigen y las tendencias diversas de su política.

Según él, todo español que va á América podrá conseguir cuanto desee, menos una cosa: tener hijos españoles. Si fuese verdadera la afirmación, que por dicha no lo es, toda la malquerencia, todo el odio y todo el desdén que supone el Sr. Merchán que los españoles peninsulares tenemos á los españoles criollos, estarían, hasta cierto punto, fundados.

Recibíale el Monarca á todas horas, á solas, aun estando en la cama, no sin inconvenientes; que empezaban á manifestarse los celos de los palaciegos, y singularmente la envidia de Villeroy, por más que procurara adormecerla con lisonjas . Como defensa, había manifestado al Rey que mal podría subsistir allí si á las persecuciones y peligros de la triste fortuna se agregaba la malquerencia de sus Ministros : preciso sería, á falta de mayor favor y amparo, que buscara otro retiro; idea que afligió mucho á Enrique .

Así como en España, cuando se hundió el Califato de Córdoba, surgió de sus ruinas multitud de Estadillos, donde alzaron sus trenes no pocos régulos, aquí también se han formado reinos musulmanes diversos, que se sostienen aún, a pesar de las sucesivas y pasajeras invasiones de los mongoles y a pesar de la malquerencia de los sectarios de Brahma que no han sabido sacudir el yugo extraño.

En los días que siguieron, éste no se mostró irritado, ni aun severo con la delincuente. Toda su cólera y malquerencia eran para el Duque. Le acusaba de haber abusado inicuamente de la confianza de su suegro para despertar en la pobre Cecilia pasiones que siempre habían estado dormidas.

Lo primero que pensó fue cómo había retoñado tan de repente la infame planta del odio que ella creía seca y muerta, o al menos moribunda. Le miraba, y mientras más le miraba, peor... Se volvió del otro lado respondiendo con sequedad: «Nada». ¿Sabes lo que dice la tía?... oye... La opinión de la tía aumentaba la malquerencia de la sobrina y el vivo deseo de perder de vista a su marido.

Sin embargo, por un resto de consideración ó indulgencia solía Enrique IV defender alguna vez á su Consejero de la malquerencia de Villeroy y de Rosny; prueba esta carta dirigida al último: «Antonio Pérez ha venido á darme gracias por los tres mil escudos que se le han dado, y á suplicarme se extiendan á la cantidad de cuatro mil, con el fin de que si llega á saberse en España no digan que recibe menos que en los años anteriores.