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Vuelve á decirme que todo era cosa segura, que confiara en ti, que lo harías todo. ¡Ah, qué desgraciado soy! añadió con desaliento. ¡Que no encuentre yo un hombre! ¡Un hombre es lo que yo necesito, un hombre! Señor murmuró Elías, alejado del Rey como el perro que ha recibido un palo de su amo. Señor, nos han vendido!... ¡Ese sobrino mío, ese infame nos ha vendido!

Dejé que mi tío confiara sus pensamientos a los muebles del salón, y corrí a la biblioteca en busca de lo que necesitaba para poner en práctica la idea que acababa de ocurrírseme. Y llevé a mi cuarto la filosofía de Malebranche y un estudio sobre la Tartaria. El Malebranche casi me dio un arrebato cerebral y lo dejé para arrojarme sobre la Tartaria, que me ofreció más recursos.

Estaba dispuesto a recuperarla de las manos en que la confiara, a restituirle las ventajas de su nacimiento y de su fortuna y a reparar a fuerza de cariño las penas de su infancia. Además, había pensado que mi padre no vacilaría, en estas condiciones, a acceder a mi unión con Adela. Ella había, en efecto, consentido, y aquella misma noche debían llamarme para informarme del proyecto.

10 El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. 11 Pues si en las malas riquezas no fuisteis fieles. ¿Quién os confiará lo verdadero? 12 Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?

Uno de esos accesos lo poseía en aquel momento, y el ardor de su pasión hubiera bastado para que confiara Relámpago a Dunstan antes que defraudar aquel deseo, si otra razón más no hubiera para que tomara parte en la cacería del día siguiente.

Recuerda que puede haberlo hecho en beneficio de Mabel. ¡Ah! ¡por Job! murmuró mi amigo, no había pensado en eso. Si deseaba que fuera para ella, debe haber dejado su secreto en manos de alguna persona en quien confiara implícitamente. Sin embargo, él confiaba en nosotros... hasta cierto punto. Somos los únicos que tenemos algún conocimiento verdadero del estado de sus asuntos.

En aquella misma hora, se asombraba de su suerte inverosímil, y en su corazón rebosaba la gratitud por los inmensos beneficios recibidos. ¿Y para demostrar su reconocimiento iría a pedir a su bienhechor la mano de su hija? ¡No! sería odioso, grotesco. ¡No, jamás confiará su amor ni al señor Aubry ni a María Teresa!

Dirigióse á la salida, no sin tratar de expresar á Clara con una mirada lo que antes le había dicho con muchas palabras, es decir, que confiara en él y esperara. Hubiera querido verse acompañado de la joven hasta la puerta; pero la infeliz no se atrevió. Cuando el militar estuvo fuera, Coletilla se volvió á Clara, y con irritados ademanes, le dijo: ¿Hace mucho que entró aquí ese hombre?

En la primera época de su vida Ester se había imaginado, aunque en vano, que ella misma podría ser la profetisa escogida por el destino para semejante obra; pero desde hace tiempo había reconocido la imposibilidad de que la misión de dar á conocer una verdad tan divina y misteriosa, se confiara á una mujer manchada con la culpa, humillada con la vergüenza de esa culpa, ó abrumada con un dolor de toda la vida.

Y la prueba de que don José Antonio de Areche no jugó muy limpio, que digamos, en el desempeño de la comisión que el rey le confiara, está en que, a pesar de los pesares, su majestad se vió forzado a destituirlo, llamándolo a España, confiscándole la hacienda, y sentenciándolo a vivir desterrado de la villa y corte de Madrid.