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Las cartas de remisión con dedicatoria que envió Antonio Pérez á los principales personajes de Inglaterra, Burghley, Lord Southampton, Lord Montjoy, Lord Harris, Sir Robert Sidney, Sir Henry Unton, al mismo Conde de Essex , dicen lo satisfecho que había quedado de sus obras, y desautorizan otro de los conceptos de Bermúdez de Castro que debe rectificarse.

El mismo Conde de Essex, al ver el nublado, seguido de las quejas, reclamaciones y exigencias impertinentes de Pérez, marchó á Plymouth, haciéndolo por otro lado Bacon .

Habiendo jurado el cargo de Consejero, era asunto delicado comunicar al Conde de Essex lo que pasaba en el Consejo: al efecto, convinieron los interesados en que las cartas serían encomendadas á un criado de confianza que personalmente las llevaría á Inglaterra, quemándolas inmediatamente el Conde . Por este medio propuso Antonio Pérez un proyecto nuevo de gran importancia.

El interesado, en vista de la gracia y pensión señalada por el Monarca, sin pedirla él, hizo saber á Villeroy «que era perro y peregrino; pero perro peregrino en la fidelidadCasi al mismo tiempo informaba á su amigo el Conde de Essex de haberse interceptado cartas de España por las cuales se venía en conocimiento de los proyectos del Conde de Fuentes en Flandes, así como de las miras de Nabucodonosor, que á toda prisa reunía ejército y armada.

Si Enrique IV se inclinaba en realidad á entenderse con Felipe II, el Embajador debía procurar impedirlo con ofrecimiento de alianza y auxilio efectivo: si en la indicación no había más que amenaza, ninguna modificación se haría en la marcha de las relaciones; pero á estas instrucciones oficiales opuso las suyas particulares el Conde de Essex, seguro de verlas cumplidas, por lo mucho que Sir Unton le debía; y contrariamente á lo que el Secretario de Estado le mandaba, había de sostener al Soberano de Francia en la afirmación de no continuar la guerra sin ayuda, aunque en público y como Embajador diera á entender lo contrario.

En el tiempo de Inglaterra, de la liberalidad del Conde de Essex había vividoBermúdez de Castro lo creyó al pie de la letra, pues añade que, en vista de sus razones, mandó Isabel al Conde de Essex que le alojase en su ostentoso palacio, donde gozó de los placeres del favor y la opulencia.

Lo de Venecia es evidentemente fantasía de aquéllas que continuamente inventaba el autor de las Relaciones; no lo es menos el retiro pensado en Inglaterra. ¡Protectores allí! Después de la desgracia y suplicio del Conde de Essex, seguido de la muerte de Antonio Bacon, en 1601, no le quedaban más que enemigos.

Aunque se sabe poco de la vida de Shakspeare, parece probable que le conocieron y trataron muchos hombres eminentes de la brillante época en que vivió Raleigh, Bacon, el conde de Essex, Milton, Hales, Keplero, Belarmino, Alberico Gentile, Paolo Sarpi, Vieta y otros mil le conocían.

Isabel no dejó de fijar la atención en una oferta que transparentaba del todo la moral del que la hacía . También hizo Pérez memorial de despedida, escrito en latín, al Conde de Essex, recomendándole no demorase la expedición convenida contra Cádiz . Las cartas de Godfrey Aleyn á Bacon empezaron desde el momento de la partida de Inglaterra á narrar los sucesos.

De ella escribió al Conde de Essex los pormenores que van referidos; agregó las noticias políticas que había recogido desde la separación, y contestando las recibidas de Londres manifestó su aprobación, así relativamente á los aprestos que se iban haciendo de la expedición contra Cádiz, como á los más atrasados de la jornada de Drake á las Indias.