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Capaz sería de dejarse ganar con tal de retenerlos. Manín, sentado a un extremo de la mesa, sin intervenir en la conversación de los oficiales, cortaba con su navaja rebanadas de pan y las comía cachazudamente formando bulto en el carrillo, remojándolas con largos tragos del Burdeos que había quedado en las botellas.

Ricardo se puso a despachar un pedazo de pavo al estómago con toda solemnidad, empujándolo de vez en cuando con tragos de Valdepeñas, mientras la niña, en pie, lo contemplaba risueña y satisfecha, gozando con el voraz apetito de su amigo, y cuidando de escanciarle vino y arrimarle los platos siempre que hacía falta.

Se hubiera dicho que absorber sus tragos de cerveza constituía para ellos un deber fúnebre, que desempeñaban con afligente tristeza.

Dadme, pues, papel, no lloréis, que tragos de hiel son para vuestras lágrimas, y si me provocáis á beberlas, matáranme, porque olvidaré mi propósito y todo se llevará el diablo y no hay para qué tanto. ¡Pluguiera á Dios que nunca hubiérais venido! dijo la de Lemos levantándose y sacando papel de un cajón.

A la media hora le entró, como el día anterior, la embriaguez aquella, el desvanecimiento de las ideas, que se emborrachaban con tragos de dolor y se dormían.

¿Qué estás diciendo, Celso? ¡No entiendo una palabra! exclamó riendo la zagala. Los demás también reían sin comprender. Iba el flamenco á proseguir en sus piropos exóticos aprendidos allá en la tierra de María Santísima entre tragos de manzanilla y bocados de gazpacho blanco, cuando una voz bronca gritó desde el corredor vecino: ¡Celso! ¡Celso! Y apareció el rostro espantable de la tía Basilisa.

Ni sería incurrir en una inconsistencia demasiado grande, si supusiéramos que Ester experimentaba cierto sentimiento de pesar en aquellos instantes mismos en que estaba á punto de verse libre del dolor, que puede decirse se había encarnado profundamente en su sér. ¿No habría quizás en ella un deseo irresistible de apurar por última vez, y á grandes tragos, la copa del amargo absintio y acíbar que había estado bebiendo durante casi todos los años de su juventud?

Después de comer los fiambres y de beber regulares tragos, don Víctor sintió su pena con intensidad cuatro veces mayor. Todo lo veía claro, toda la trascendencia de su descubrimiento del amanecer se le aparecía como un tratado clásico de historia. Lo que había sucedido, lo que iba a suceder, lo veía como en un panorama.

Otras atribuían su palidez y sus ojos eternamente asombrados á la morfina, al opio, á todos los líquidos y perfumes del estupor, creadores de «paraísos artificiales». La pequeña Alicia de otros tiempos apuraba su vida á grandes tragos, hasta el fondo de la copa. Lubimoff creyó no verla más, pero á los pocos días empezó á recibir cartas de ella.

Bien lo probó allá en Poitiers, cuando batallamos por dos días sin más alimento que unos mendrugos de pan y unos tragos de agua cenagosa; y todavía recuerdo cómo se lanzó en lo más recio del combate y de un solo tajo hizo rodar por tierra la cabeza de un brillante caballero picardo.