Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 17 de junio de 2025


Satisfecha el alma por el santo cumplimiento de sus devociones, y satisfecho el cuerpo por los varios tragos de viejo Oporto que se echara entre pecho y espalda, durmió muy bien el joven duque. No hay para qué decir si los demás dormirían a gusto en las «finas y frescas sábanas de Holanda», que dijera Guy.

Dentro sonaban lamentos, consejos dichos con voz enérgica, un rumor de lucha. Era Pepeta queriendo separar á Teresa del cadáver de su hijo. Vamos... había que ser razonable: el albat no podía quedar allí para siempre; se hacía tarde, y los malos tragos pasarlos pronto.

El marino se atizaba, de dos sorbos, una copa de ron ó de Ginebra; nosotros libábamos otra de licor de rosa, mojando en ella, con mucho pulso, un canutillo de á dos cuartos. Durante los tragos, los mordiscos al pastel y las chupadas á los cigarros, el convidante narraba sus primeras borrascas en la mar y sus aventuras en los puertos.

¡Aquella avalancha puso perplejo al dueño de casa que nos declaró le era imposible darnos comodidades, pero que, si hubiéramos avisado!... La gran pieza comunicaba por una puerta, a la derecha, con una especie de pulpería donde una mujer, con la mejor voluntad del mundo, despachaba una cantidad inconcebible de tragos.

Ahí está Chisco, más animoso y ufano aún que entonces, porque ha mejorado fortuna, y doblemente apegado a usted por las larguezas que con él ha tenido; ahí está Chorcos suspirando todavía, aunque no tanto como por la hija de Facia, por aquellas aventuras montaraces, y aquellos tragos de licor tan confortantes, y aquellos agasajos tan frecuentes... y aquí estoy yo, finalmente, para cuando quiera disponer de ; y lo mismo le dirá don Sabas de propio, y cada uno de los habitantes de este pueblo... Otro ejemplo más.

Mas turóme poco, que en los tragos conocía la falta, y por reservar su vino a salvo nunca después desamparaba el jarro, antes lo tenía por el asa asido; mas no había piedra imán que así trajese a como yo con una paja larga de centeno, que para aquel menester tenía hecha, la cual metiéndola en la boca del jarro, chupando el vino lo dejaba a buenas noches.

Al recordar las canteras de trabajo rudo y aquellas chabolas, donde dormían amontonados los hombres, digiriendo con tragos de agua roja las cucharadas de alubias con tocino, sentían la voluptuosidad del egoísmo.

Y enfrascado el corregidor en sus groseras baladronadas, que sólo interrumpía para apurar gordos tragos de vino, no observó que don Gabriel y algunos de los convidados iban desapareciendo de la sala.

Y luego otro día, teniendo yo rezumando mi jarro como solía, no pensando el daño que me estaba aparejado, ni que el mal ciego me sentía, sentéme como solía, estando recibiendo aquellos dulces tragos, mi cara puesta hacia el cielo, un poco cerrados los ojos por mejor gustar el sabroso licor, sintió el desesperado ciego que agora tenía tiempo de tomar de mi venganza, y con toda su fuerza, alzando con dos manos aquel dulce y amargo jarro, le dejó caer sobre mi boca, ayudándose, como digo, con todo su poder, de manera que el pobre Lázaro que de nada desto se guardaba, antes, como otras veces, estaba descuidado y gozoso, verdaderamente me pareció que el cielo con todo lo que en él hay, me había caído encima.

«Siéntese, Sr. D. José, y no se excite tanto. Hay que llevar estas cosas con paciencia». ¡Con paciencia, con paciencia! exclamó Ido, que en su estado eléctrico repetía siempre la última frase que se le decía, como si la mascase, a pesar de no tener muelas. , hombre; estos tragos no hay más remedio que irlos pasando. Amargan un poco; pero al fin el hombre, como dijo el otro, se va jaciendo.

Palabra del Dia

aconséjele

Otros Mirando