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¡Bendita sea! dijo el célebre torero, tirando al suelo y extendiendo la capa, para que sirviese de alfombra a María ; ¡bendita sea esa garganta de cristal, capaz de hacer morir de envidia a todos los ruiseñores del mes de mayo! Y esos ojos añadió otro que hieren a más cristianos que todos los puñales de Albacete. María pasó tan impávida y desdeñosa como siempre.

Como una cinta de oro serpentea a través de los arbustos, donde un ejército de ruiseñores, ignorando su mérito, afinan sus gargantas para entrar en lucha con las ranas instaladas abajo. Los tres seres hermanos destinados a vivir juntos desde entonces en aquella soledad florida, donde todo inspira canciones, están reunidos en círculo íntimo.

Hizo después una almohada de ella y se tendió en el suelo. Isidora se sentó frente a él. «¿Oyes los pájaros? dijo Miquis Son ruiseñores».

A poco lo descubren todo Don Luis y Lisena; resígnanse, pues, no queriendo cederles en generosidad, y llevan á Don Juan á los brazos de Leonarda. No son todos ruiseñores. Los ramilletes de Madrid. La noche de San Juan. El mayor imposible. El acero de Madrid. La hermosa fea. Otras comedias. Comedias religiosas. El Cardenal de Belén. San Nicolás de Tolentino. El animal profeta.

Colgadas con disimulo entre el follaje había algunas jaulas con ruiseñores, canarios y un sinsonte que Reynoso había logrado aclimatar después de haber fracasado con otros dos.

Añadiré que jamás, durante aquellas escenas, tuve un pensamiento, una sensación, que no emanara del más refinado idealismo. ¿Y qué diré de su canto? Desde muy niña acostumbraba a cantar el olé y las cañas, con la maestría de los ruiseñores, que lo saben todo en materia de música sin haber aprendido nada.

Otras comedias de la misma clase. No son todos ruiseñores nos recuerda la idea fundamental de una novela de Boccaccio, aunque Lope la idealiza por completo. Este es el principal motivo dramático, aunque combinado con otros diversos.

Porque no te veia, una vez maldiciendo, otra llorando, la vista dirigia á la arboleda umbría, sólo de ruiseñores habitada, que, la intensa pradera atravesando, termina en el umbral de tu morada. Ya se iban apagando del ciclo azul los tornasoles rojos... Yo, el rostro contrayendo de rabia y de dolor, cerré los ojos y... ya nunca te aguardo maldiciendo.

Es un sujeto más de cuarentón. Posee una calva sucia, los ojos pitañosos, los dientes verdes de nicotina, y un bigote rubianco y abatido. Lleva un abominable hongo, representativo de su vulgaridad interior. Suele parlarnos de Filomela cuando complica a los sencillos ruiseñores en sus octavas reales, sin duda para despistar al ingenuo lector.

BENITO. ¡Mirad qué ruiseñores y calandrias nos envía Tontonelo, sino leones y dragones! Señor autor, y salgan figuras más apacibles, o aquí nos contentamos con las vistas, y Dios le guíe, y no pare más en el pueblo un momento. #Tostada#. Señor Benito Repollo, deje salir ese oso y leones, siquiera por nosotras, y recebiremos mucho contento.