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A veces pintaba el Padre el florecimiento de las artes, y encomiaba las obras pasmosas de Leonardo de Vinci, de Rafael y de Miguel Ángel, que venían a eclipsar las obras del arte antiguo, o a competir al menos con las que resurgían y se extraían del seno de la tierra, en donde habían estado sepultadas durante largos siglos de obscuridad y de barbarie.

Los negocios resurgían en la memoria de todos con mayor premura, como si en este período de olvido hubiese aumentado su interés. Cada uno pensaba en la causa que le había arrastrado a este hemisferio.

El tío Ventolera reía, con risa infantil, complacido por estos recuerdos juveniles que resurgían en su memoria siempre que oía hablar de tiros, cuchilladas y provocaciones en la noche. ¡Ay! ¡A él ya no lo aucarían! Esto quedaba para los jóvenes. Y su acento era melancólico al no verse mezclado en los lances de amor y de guerra, que juzgaba indispensables para una existencia feliz.

Mirándole á usted creo que los años pasados vuelven á pasar, pero en sentido inverso, y todo lo recuerdo poco á poco... Ese joven se llamaba Ricardo, y tal vez se habrá casado con aquella muchachita de la Pampa á la que le daban un nombre de flor. Estos recuerdos, los únicos que resurgían en su memoria vivos y bien determinados, le inspiraron la amarga tristeza que infunde el bien ajeno.

Los recuerdos de una vida pacífica y virtuosa resurgían á través de los horrores de la guerra. Decididamente, este enemigo era un buen hombre. Por eso sonrió con amabilidad cuando el comandante, abandonando la mesa, fué hacia él. Entregó su carta y un paquete voluminoso á un soldado para que los llevase al pueblo, donde estaba la estafeta del batallón.

Luego resurgían los ceros, y el producto del «trabajo» se hinchaba, iba subiendo más allá de los treinta mil; pero como si esta cifra resultase fatídica para Alicia, la ganancia volvía á descender al nivel ordinario. Anoche estuve de suerte: llegué á ganar catorce mil francos. Pero la semana pasada fué mala. Total, que estoy siempre en los treinta mil: imposible ir más allá.

Repasaba en su memoria todos los objetos, sin que uno solo escapase á este inventario mental. Cosas que había olvidado resurgían ahora en su recuerdo, y el miedo á perderlas parecía darle mayor brillo, agrandando su tamaño, infundiéndolas nuevo valor.

Los negros pesaban sobre él para mantener su inmersión lo más posible, y al fin resurgían los tres hechos un racimo, luchando con furiosas zarpadas que provocaban risas.

Sus ilusiones de artista, su entusiasmo por la emoción estética, su veneración por el genio, habían reaparecido de golpe. En su amor había mucho de agradecimiento para aquel hombre, gracias al cual resurgían de entre las ruinas y los pesimismos de la decadencia sus antiguos entusiasmos de cantante.