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Siempre el hacer bien es de provecho, y la recompensa viene muchas veces de quien menos se pensó que la pudiera hacer y lo que perdió en muchos beneficios, de uno solo que se agradezca, se sigue mayor utilidad que daño de todos los que se perdieron.

Pues, ¿y la apuesta? Para usted el trono y la beldad que desde allí nos mira; para una recompensa suficiente y... la gratitud del Rey. Es usted el mismo demonio, señor de Henzar le dije. Bueno, usted piénselo y tenga en cuenta también que no deja de costarme duro esfuerzo eso de ceder así tan fácilmente la muchacha aquella y su insolente mirada volvió a fijarse en Flavia.

Verdad, D. Álvaro... Es usted uno de los hombres más desgraciados que he conocido. Por lo mismo creo que, o no hay justicia en el cielo, o recibirá en él la recompensa de sus dolores si se arrepiente en este instante de sus pecados... y también de sus ideas anticristianas. Estas últimas palabras las pronunció el padre Gil en voz más baja, como si sintiera vergüenza.

»Entonces fué cuando todos los ingenios se ciñeron para buscar en ella su interés ó su aplauso. Los empleos, la profesión y el estado no detenían á ninguno en esta senda de gloria, y, animados todos por la protección y la recompensa, se vió hasta dónde podía llegar en aquella sazón el talento ayudado de la opinión y del poder.

Y sin permitirse ni uno ni otro el más insignificante regalo, ni una copa de aguardiente, ni una onza de chocolate. Aquella vida de esfuerzos y privaciones tuvo al fin su recompensa. Los vecinos del llano, que disfrutaban fértiles vegas y praderas riquísimas de regadío, se dieron un día cuenta con asombro de que el tío Pacho de la Braña era el paisano más rico de Villoria.

Juan Formosa, Feliciano Santiesteban, Pastor Pérez y Carlos Tomé, que así se llamaban los cuatro rurales, y el valiente cabo Angulo se han hecho acreedores á una recompensa, y muy particularmente Carlos Tomé, último que se retiró, después de batirse cuerpo á cuerpo con un formidable negro que se había apoderado de la bandera nacional que se guardaba en una de las habitaciones del cuartel, y la cual consiguió rescatar el valeroso guardia.

Te pido que me ayudes a salvarla y lo harás si comparas esa separación tan corta con la separación eterna, impuesta por la muerte. ¡Qué remedio!... Haré lo que usted quiera, padre mío. No esperaba menos de ti, Amaury. ¡Gracias, hijo mío, gracias! exclamó el doctor sonriendo por primera vez desde hacía quince días. Ahora es cuando a modo de recompensa por tu abnegación puedo decirte: Esperemos.

El cacique dió al capitan cuatro planchas de oro, y cuatro sortijas grandes de plata para los brazos: usan los indios de estas planchas de oro por adorno en la frente, como entre nosotros las señoras traen cadenas ó collares pendientes del cuello. El capitan dió al cacique, en recompensa, hocecillas, cuchillos, cuentas, tenazas y otras cosas semejantes que se suelen labrar en Norimberga.

Como á las 5 leguas, á la parte del S, encontramos con la rancheria de Lope Mozo, de nacion Mataca, que componia el número de 130 indios de toda chusma: recibíome con agrado: demostróme el gozo que tenia de la oferta de reduccion que les habia hecho el Señor Arias, y habiéndolos regalado, en recompensa dièronme una lechiguana, y gustosos se despidieron.

Y no es, joven amigo, que yo pretenda aminorar la recompensa de su tarea. Yo entiendo que estos encargos deben pagarse bien. Además, amo a la, juventud y deseo protegerla. Le daré a usted tres mil reales por su trabajo; pero que sea grueso el libro, ¿eh?, y sobre todo, notas... muchas notas. Tal vez si la cosa sale a mi gusto, como yo la he concebido, llegue a los cuatro mil.