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Y su zozobra era tal, que por poco se echa de la cama, cuando Juan se apartó de ella para ir hacia la suya... «¿Pero qué? pensó , ¿se arrepiente este tuno de lo que ha dicho?... ¿Es que no quiere contarme nada?...». «Abur, hombre» dijo en alta voz con despecho. Si vuelvo, si voy allá en seguida... Mi mujer gasta un genio muy vivo.

Suponga usted también que ella se arrepiente de su mala conducta, que recibe de Dios aflicciones y justas calamidades, que se pudre en vida, que se retira a hacer vida claustral, que luego cae en poder de infieles, que la martirizan, que la queman, que la achicharran, que muere, que se salva, que es santa, que es pura como un ángel.... Bueno, suponga usted que nos encontramos en el cielo....

Parece decir: «venid aquí, necios; dadme vuestro oro; yo os daré papeles, yo os haré frases. Mañana seré juez; seré el intérprete de Temis». ¿No te parece ver al loco de Cervantes, que se creía Neptuno?... Observa más abajo: un moribundo; ¿oyes cómo se arrepiente de sus pecados? Si vuelve a la vida tornará a las andadas.

En la Comedia Aurelia edifica un avaro una torre, con ayuda de un encantador, y encierra en ella todos sus tesoros. Una sortija es la llave del encanto, y si se rompe, desaparece al punto la torre. El viejo arroja media sortija á la mar, y después se arrepiente de su precipitación, pues ya anciano, tiene dos hijos, á los cuales, al morir, sólo puede dejar media sortija.

Pasa tiempo, muere usted, es un decir, y muere también el otro; pero antes de morir se arrepiente de la trampa, y quiere devolver a los herederos de usted el dinero que, en rigor, no es suyo, aunque usted se lo ha dado.... inter vivos. Ni palabra. Bonifacio no comprendió que se trataba de uno de aquellos agujeros de honor que D. Diego había tapado con dinero.

Y con voz sorda, el arma en la mano, la prometí: «Si no le dejas, te mataréElla volvió a juntar las manos, siempre suplicante: «¡Máteme!...» «¿No quieres dejarle?» «¡Máteme!...» «¿No los pasos de Zakunine, su voz que llamaba. ¡La maté! Jadeante, se calló. ¿Y no se arrepiente usted? No me arrepiento.

La desdichada madre siente que hasta la voz le falta para decir el último «adiós». Andrés comprende por primera vez lo que es perder de vista su hogar y su patria, y lanzarse niño y solo á los desiertos del mundo, y también por primera vez llora, y acaso se arrepiente de su empresa; tío Nardo mira hacia el Muelle y procura no hablar para que no se vean las lágrimas que al cabo vierte, ni descubra su voz la pena que hay en su pecho; y deseando abreviar aquella escena por afligir menos á su hijo, estréchale en silencio entre sus brazos, coge por otro bruscamente á su mujer y desciende con ella al bote, imponiéndose la dura penitencia de no mirar á la fragata hasta que llegue al Muelle.

No me retocéis la mano por entre las rejas de la fenestra, travieso mancebo, que tengo ante los ojos aquello de lo barato dado, caro llorado. Atended al tiempo y no quered perder el rocín y las manzanas. El que tiempo tiene y tiempo atiende, tiempo viene que se arrepiente; perdonad algo a la fuerza de mi amor.

El alemán al servicio del zarismo no siente escrúpulos ni lamenta su conducta: mata fríamente, con método minucioso y exacto, como todo lo que ejecuta. El ruso es bárbaro, pega y se arrepiente; el alemán civilizado fusila sin vacilación. Nuestro zar, en un ensueño humanitario de eslavo, acarició la utopía generosa de la paz universal, organizando las conferencias de La Haya.

Sufre con resignación cuanto le proporciona su culpa, y ni se queja, ni se lamenta, ni se arrepiente. ¿Amará Angué? ¿Obedecerá su languidez á uno de esos tiernos sentimientos que llenan el alma? No. Las pasiones de Angué, como todas las de su raza son momentáneas; aman hasta el delirio, pero olvidan hasta la absoluta indiferencia.