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Actualizado: 11 de junio de 2025
¡He dado á infinita culpa Infinita recompensa! Los espíritus infernales se presentan de nuevo, y exclaman: ¿Cómo su culpa en tu muerte Pudo quedar satisfecha? ¿Cómo, si es deuda pagada, Queda obligado á la deuda? La Sabiduría contesta: ..... Contra la común Mancha de esa triste herencia, Habrá Elemento que dé A la Gracia tal materia, Que en el umbral de la vida Esté á cobrarla á la puerta.
Pero a todo el mundo le parecían sus actos meritorios la cosa más natural, ya que los ejecutaba por instinto, y a nadie se le ocurría concederle una recompensa, considerándolo casi como a un perro de Terranova. A la edad de veinte años entró en quintas y obtuvo un número alto, gracias a una novena que hizo, en unión de su familia.
El secreto de su nacimiento quedará encerrado en la casa de sanidad. Yo me vuelvo curadora de su fortuna, y si muere, de fastidio o de enfermedad, heredaré, naturalmente, sus bienes, en calidad de madre. Sí, sí, seréis inmensamente rica, y yo, que he sacrificado toda mi vida en favor de vuestro bienestar y de vuestros intereses, ¿qué recompensa tendré?
Luego, a la hora de embarcarse para su última expedición, el piloto mayor solicitaba un premio más extraordinario y raro como recompensa de sus futuros servicios.
Pero por lo que ella misma me dijo comprendo que, mujer al fin, seguía queriendo al Duque y esperaba obtener del Rey la vida de aquél, cuando no su perdón, en recompensa de sus propios servicios a nuestra causa. No deseaba el triunfo de Miguel, abominaba su crimen y mucho más el premio que con él se proponía alcanzar el Duque, la mano de su prima, la princesa Flavia.
Cualquiera que sea el destino que le reserve el capricho o la fantasía de la que ama, se consagrará a ella, en recompensa de la noble acción de su padre, que educó al hijo del pueblo, al huérfano pobre, con un esmero igual al que dedicó para la educación de su propio hijo. Reflexionando de esta manera, recordando el pasado, Juan llegaba ante su pabellón, situado al borde del Marne.
Cuando papá era Director, servía a este señor en cuanto le pedía, y ahora para el Ministro no hay mejor recomendación que la de mi padre. JOAQUÍN. ¿Aquí? ¡Trabajar aquí!... Tú te has caído de un nido. En España no se recompensa el mérito. ¡Qué país! Es claro; yo trabajaría, yo me dedicaría a algo; pero ¿qué pasa?
"Tanto peor para vuestra salvación eterna," me dijo; y habló largamente de la gran estimación de Su Santidad por las virtudes del abad de Berguén y cómo en reconocimiento y recompensa de las mismas había resuelto el Papa conceder indulgencia plenaria á todo pecador que vistiese el hábito cisterciense y lo tuviese puesto el tiempo necesario para recitar los siete Salmos de David.
Francia es un país desinteresado. Se pasa la vida haciendo conquistas, pero no guarda nada para sí. Entendámonos, señor conde. Francia nunca ha tenido egoísmo. Ha hecho más por la civilización que ningún otro país de Europa, y nunca ha pedido recompensa.
Pocos se van de las romerías sin algunos de estos dulces en un pañuelo, los cuales toman el nombre de perdones, por ser la ofrenda que los romeros hacen á su familia en recompensa de haberse quedado en casa mientras ellos se divierten.
Palabra del Dia
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