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Miss Nicholson preparábase por estos tiempos a abandonar la Francia después de dos años de residencia en ella, y ya sabemos las mil ocupaciones que una señorita tiene antes de dejar una ciudad como París, razón por la cual no podía asistir diariamente a casa del artista; pasáronse, pues, tres o cuatro semanas antes que el retrato hubiese recibido con la última pincelada la firma del maestro, sin que, por otra parte, pareciese mostrar deseo de verlo terminado la bella interesada, quien manifestaba en las largas y fatigosas sesiones una paciencia verdaderamente angelical, sobre todo si el marqués de Pierrepont se encontraba presente.

En cuanto a Juana, ya lo hemos dicho, se hallaba dispuesta a aceptar ciegamente la elección hecha por su madre. Por otra parte, como todas las jóvenes preparábase a enriquecer con sus dotes personales al primer hombre a quien le permitiesen amar, a adorarle con su propia poesía, a reflejar en él su belleza moral, y transfigurarle, en fin, con la pureza de su brillo.

Sólo que el pastorcillo era mucho más ágil, y cuando el fraile llegó adonde él estaba, ya en pocos brincos había puesto por medio cuarenta pasos y había desliado la honda de la cintura, y sin saber jota de la historia sagrada preparábase á repetir el lance de David contra el gigantazo de Goliat.

Preparábase entonces una grande expedición sobre Córdoba. Seis mil hombres de Buenos Aires y Santa Fe se estaban alistando para la empresa; López era el general en jefe; Balcarce, Enrique Martínez y otros jefes iban bajo sus órdenes; ya el elemento pastoril domina, pero tiene aún alianza con la ciudad, con el partido federal: todavía hay generales.

La primera noticia que de la herencia tuvo Juan Pablo diósela su tía paterna por una carta que le dirigió a Bayona. Preparábase a volver a España, y la carta aquella con la noticia que llevaba aceleró su vuelta. Entró por Santander, se fue a Zaragoza por Miranda y de allí a Molina de Aragón.

Nos miraba fijamente, con menos gracia que Magdalena, pero con una desenvoltura que jamás ella hubiera osado permitirse y todavía lejos, preparábase ya a contestar con una sonrisa especialísima al saludo de Oliverio.

Reían hasta desternillarse las cuchufletas del Kladderadatsch, esas burdas chacotas berlinesas tan pesadas como el famoso martillo-pilón de la fábrica de Krupp, de cincuenta mil kilogramos. No dudando nadie acerca de la próxima entrada de los prusianos, cada cual preparábase a recibirlos bien. Las cervecerías almacenaban gran número de salchichas y de cochinillos de leche.

Potaje, con grandes espuelas vaqueras, preparábase a montar empuñando una garrocha. Los encargados de las cuadras escoltaban al contratista de caballos, hombre obeso, con gran fieltro andaluz, tardo en las palabras, y que respondía calmosamente a la atropellada e injuriosa charla de los picadores.

Su segunda entrevista con las dos hermanas disipó, como por encanto, la ligera turbación que agitó su alma en el primer encuentro. Preparábase a volver a verlas con mucho placer, pero con toda tranquilidad. Había demasiado dinero en aquella casa, para que pudiera caber el amor de un pobre diablo como él. La amistad era otra cosa.

Y levantándose de su asiento, indicó a Santorcaz con majestuoso gesto la puerta de la sala; mas como D. Luis no tuviera humor de marcharse, porque todos los días se repetía la misma escena sin resultado alguno, preparábase a comer tranquilamente, dejando que se desvaneciera, como efectivamente se desvaneció, sin efusión de sangre, la ira de su honrado amigo.