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Se instituyó en la catedral una fiesta muy solemne en accion de gracias por la gran victoria de la Higueruela, en cuya jornada derrotó el rey D. Juan á los moros granadinos matándoles treinta mil hombres.

En seguida ordenó que Francisco de Paula Santander, ascendido al grado de general de brigada, con Jacinto Lara, varios excelentes oficiales y los tenientes coroneles granadinos Antonio Obando, Francisco Vélez, Joaquin Paris y Vicente Gonzalez, con armas, municiones y demás pasase á Casanare como jefe de operaciones de un cuerpo avanzado que alli debia formarse y mantenerse para, mas adelante, invadir la Nueva-Granada y devolverle la libertad de que Morillo la habia privado.

Noticiosos los granadinos de que la sed acosa á la hueste cristiana, salen á picarles la retirada, y sin propósito deliberado de trabar batalla la comienzan, con tan buena suerte, que el infante D. Juan se ve en el mayor aprieto.

Y la verdad es que, en el fondo del espíritu de los granadinos de ambos sexos, hay no qué vaga sombra de esa viudez, de esa orfandad, de esa realeza y de ese destronamiento. Y aquí tenéis explicado el por qué los poetas y poetastros de aquella tierra somos elegíacos hasta lo sumo, y «cómo, á nuestro parescer, cualquiera tiempo pasado fué mejor

Entonces los soldados granadinos, para vengar la muerte de su heróico compatriota, pidieron y obtuvieron de Bolívar la formacion de un cuerpo aparte; y D'Eluyar, á la cabeza de mil valientes, derrotaba á los españoles en el sitio llamado las Trincheras, coronado por un triunfo completo, de cuyas resultas, herido en la cara de un balazo, Monteverde huia á encerrarse en Puerto-Cabello.

Entre ellos se encontraban varios jefes y oficiales de mérito, tanto granadinos como venezolanos, y asi como hubieron llegado á Guadaslito para dar unidad y eficacia á los esfuerzos comunes tal era al menos su propósito establecieron un gobierno, nombrando como Presidente de la República al ex-gobernador de Pamplona, teniente coronel Fernando Serrano, y á Urdaneta, á Servier y al Doctor Francisco Javier Yánes por Consejeros de Estado, con el coronel Santander como jefe del ejército.

Explicación: nunca prueba el vino, como no sea muy dulce, en una broma de rompe y rasga, y considerándolo la más atroz de las travesuras. Pero en la mesa, á pasto, como en otras provincias de España y como en los demás pueblos extranjeros....., ¡jamás! Verdad es que tampoco los granadinos, hasta hace muy poco tiempo, y salvas ligeras excepciones, habían visto el vino sobre su mesa.

Priego, que reconoce por señores á los de Aguilar y Montilla; Benamejí, ganada á los moros por el vencedor de Benamarin y embellecida con un soberbio puente por su señor el mariscal Diego de Bernuí Orense ; Rute, arrebatada al rey moro de Málaga por aquel desgraciado infante D. Pedro á quien vimos poco salir triunfante contra los granadinos y regresar á Córdoba cadáver sobre una enlutada mula; Santaella, cuya antigua fortaleza está pregonando hazañas de su alcaide Luis de Godoy: son lugares en que la historia de la arquitectura militar tiene datos abundantes que recoger y consignar antes que se reduzcan á polvo sus ya destrozados castillos.

Esta ciudad fué desde luego asiento del gobierno, que ordenó al ilustre caraqueño descendiese el Magdalena para obrar contra Santa Marta, y este partió al frente de la division de Urdaneta, reforzada por algunos reclutas granadinos.

Los colombianos traían marcadas en las heridas de la carne, y muchos en las del corazón, las huellas del largo batallar en las llanuras de Venezuela y en los Cerros granadinos, contra la fuerza, la arrogancia y el valor españoles. Los argentinos recordaban la incomparable hazaña del paso de los Andes, cuando en las alturas donde mora el cóndor habían librado combates inmortales.