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Admiraba la flora europea de todas las latitudes, educada en cierto modo por la civilizacion, embellecida con el arte, en cuanto este puede embellecer la naturaleza.

Para todo enamorado de Marineda, especialmente si pertenecía a la guarnición, el complemento de la dicha era esta idea: Voy a contárselo a Borrén . Y Borrén, como un espejo complaciente, de los que hacen favor, le devolvía la imagen de su felicidad, no exacta, sino aumentada, embellecida, multiplicada, radiante.

Era Rodolfo de carácter poco sufrido y probablemente no lo hubiera tomado con la imperturbable calma que yo demostré. Llegamos por fin a la catedral, cuya gran mole de piedra obscura, embellecida con numerosas estatuas y las puertas más primorosas entre las de todos los templos de Europa, se alzaba ante por primera vez, haciéndose comprender toda la audacia de mi conducta.

De estas relaciones, que habían durado un año, sólo guardó Jaime el recuerdo de una felicidad agrandada y embellecida por el paso del tiempo y un mechón de cabellos rubios.

Las mujeres que hablaban de amor me irritaban: parecíanme los profanadores del templo que iban a vender a él sus mercancías. Amparo solía surgir de tiempo en tiempo, como una excepción entre el embrollado caos de mi escéptico pensamiento. Amparo, con toda su poesía, embellecida por su abandono, grata para , por la protección que la dispensaba.

Desde entonces, no ha estado en Francia más que raras veces; siempre en el mar, ha podido hacer economías para su esposa que, por su parte, las ha hecho para él. Honorina, embellecida por el tocador, por el bienestar y por el aumento de carnes, ha reinado diez años en el departamento del Var.

Era la misma Magdalena, embellecida, transformada por la independencia, por el placer, por los mil accidentes de una existencia imprevista, por el ejercicio de todas las fuerzas, por el contacto con elementos más activos, por el espectáculo de una naturaleza grandiosa.

El, temiendo que la joven se constipase, levantó los cristales; luego tomó el chal de cachemir que ella tenía en la mano, y se lo echó sobre los hombros. ¡Ah! ¡qué hermosa estaba Judit, qué seductora, embellecida por la felicidad!

Leocadia de la misma ciudad, y de la de S. Félix de Córdoba, renovada y embellecida por el obispo Agapio II antes del año 618 para que sirviese de sepultura al cuerpo del mártir S. Zoil. Paulo Diácono nos habla de un baptisterio en la iglesia de S. Juan de Mérida, todo cubierto de pinturas... ¿ A qué amontonar citas?

Si mis impresiones son equivocadas, al ménos tienen la cualidad de ser sinceras. Al norte está la ciudad antigua, aunque muy embellecida y renovada; al sur la nueva, con su hermoso paseo del Prado. Del otro lado, al poniente, hácia la llanura, parten los otros dos ferrocarriles.