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Al siguiente dia, al pié de la cordillera que separa la comarca de Niquitao de las llanuras de Varinas, en el punto llamado las Mesitas, los oficiales Urdaneta y Ribas atacaban con 550 hombres á un cuerpo de realistas compuesto de 800 soldados, venciéndolos tras un reñido combate que duró desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde.

Entre estos iba en clase de mayor general de la expedicion el venezolano Rafaél Urdaneta, el valiente jóven José Félix Ribas y el comandante Atanasio Giraldot, asi como tambien el capitan Luciano D'Eluyar. Estos últimos eran dos bizarros granadinos. En Cúcuta quedaron Joaquin Ricaurte, segundo jefe del ejército, Francisco de Paula Santander y algunos otros.

Madre España: por tu honor, por tu idioma, por Legazpi y Urdaneta, por la gloria de tu enseña bicolor, por la cruz que nos legaste, yo levanto la ideal copa de mi canto, mientras cantan mis hermanos, los poetas, en estrofas peregrinas: ¡viva España en Filipinas! Y proclaman las trompetas de la gloria lo inmortal de tu victoria... Julio, 1920.

La Cruz de Arrechedera y Urdaneta está en mis cielos, tabla es que sujeta, cuando zozobra, al bien; porque a despecho de las más encontradas ambiciones, tu religión, tu , tus tradiciones, han abrigo recóndito en mi pecho. En el curso del tiempo, desenvuelto, , España, volverás, ¿Qué amor no ha vuelto?

El armisticio, firmado hacia cosa de dos meses, fué roto por el pronunciamiento de Maracaibo en favor de la independencia el 28 de Enero y por la ocupacion que las tropas de Urdaneta hicieron de esta plaza.

En esta brillante jornada dieron heróicas pruebas el general Urdaneta, el coronel Florencio Palacios, el teniente coronel Manuel Manrique, los capitanes Campo Elias, Briceño, Ribas Dávila, Villapol, Mateo Salcedo y otros varios republicanos. Los soldados merecieron gracia de su jefe, que hizo de todos los mayores elogios en el parte detallado de esta brillante accion.

Bermudez se refugió con menos de 200 hombres en las montañas del Tigre; Ribas, en compañia de unos pocos, suponiendo encontrar á Urdaneta, se encaminó hácia la comarca de Barquisimeto.

A pesar del desaliento que infundió en la península el éxito desgraciado de estas expediciones, se ordenó lo conveniente para organizar la quinta expedición á los mares del Poniente. Se organizó ésta por Miguel López de Legazpi, que se encontraba en Nueva España, con encargo de que le acompañase el sabio marino Urdaneta.

Y los mil comentarios de la vida social, los últimos ecos de lo que se ha dicho o hecho durante el día en la calle Florián o en la calle Real, cómo están los papeles, si es cierto que se vende tal hato en la sabana, que Fulano ha vuelto de Fusugasugá, donde estaba veraneando, que Zutano se va mañana a pasar un mes en Tocaima, y por qué será, y que a Pedro lo han partido con la hoja suelta que le han echado; se la atribuyen a Diego; mañana hay rifa en tal parte; ¡qué buena la última caricatura de Alberto Urdaneta! ¿Cuándo acabará de escribir X. vidas de próceres?

Diez dias mas tarde Bolívar desplegaba los grandes recursos de su génio militar presentando un bien combinado plan de batalla á Cagigal en las llanuras de Carabobo. El jefe español, por su parte, se habia situado convenientemente y con admirable órden. La primera línea de los republicanos estaba mandada por Urdaneta, mientras el Libertador, Ribas, Mariño y otros jefes operaban en la segunda.