United States or Republic of the Congo ? Vote for the TOP Country of the Week !


Perteneció a la generación literaria de Gautier, de Balzac, de Baudelaire, de Murger y de Houssaye; época de la bohemia dorada, pintoresca y espiritual. Los amplios bolsillos de su levita negra eran una amplia biblioteca ambulante. Libros de versos, de filosofía, de estética, e innúmeros cuadernos de apuntes.

Gautier, de P. de Saint-Victor, y ¿por qué no decirlo? del escritor italiano a quien tanto festéjase ahora en Buenos Aires: De Amicis. Es ante todo y sobre todo, estilista. Creo que hay mucho de eso en Cané, pero por cierto no es el sentimentalismo lo que campea en su libro, sino que hay mucha ¿demasiada? grima en juzgar lo que ve y hasta lo que hace. Cané lo confiesa en su carta.

El autor trazaba cruces, círculos, signos griegos, árabes..., figuras ininteligibles, todas las llamadas imaginables, para fijar la atención del tipógrafo. Tiras de otro papel atiborradas de escritura iban adheridas a las pruebas con alfileres». Gautier escribía muy de prisa.

Hizo, con Gautier, la crítica teatral en La Presse, y publicó interesantes trabajos; pero era un hombre tímido y solitario que desdeñaba la popularidad y los firmaba con seudónimos distintos.

Los otros retratos, como el de Halpin para la edición de Amstrong, nos dan ya tipos de lechuguinos de la época, ya caras que nada tienen que ver con la cabeza bella e inteligente de que habla Clark. Nada más cierto que la observación de Gautier: «Es raro que un poeta, dice, que un artista sea conocido bajo su primer encantador aspecto.

Teófilo Gautier describe de este modo pintoresco las pruebas de imprenta de Honorato de Balzac: «Unas rayas gruesas partían del principio, del centro, del fin de las frases hacia las márgenes de arriba a abajo, de izquierda a derecha, con infinitas correcciones. A veces parecía un castillo de pirotecnia dibujado por un niño. Del texto primitivo apenas quedaban algunas palabras.

Se enamoró de una belleza misteriosa, a la que no dijo nunca nada de su cariño; pero un día que la Casualidad, la providencia de los poetas, le envió un montón de oro, se fué a casa de un mueblista y compró un amplio lecho Renacimiento, con bellas esculturas, entre las que se veía la salamandra de Francisco I. Pero no se había ocupado de alquilar un cuarto, y la magnífica cama fué a parar a casa de Gautier... donde inútilmente esperó a que reposase en ella el cuerpo de la bella desconocida.

¿Cómo no recordar, pues, todos aquellos libros de los primeros años: Las Escenas de la Vida de Bohemia y de Juventud, de Murger; los primeros versos de Gautier, las poéticas novelas de Vigny?

La Compañía hacia grandes daños á su paso por Salónica y los conventos del monte Athos. Una vez en la verdadera Grecia, el duque de Atenas, Gautier de Brienne, descendiente de los cruzados franceses, la tomaba á sueldo. Trataron con desprecio los caballeros francos á estos guerreros medio salvajes, y los almogávares, poco sufridos de carácter, se enemistaban con ellos.

Sería un nuevo triunfo para usted decía el célebre autor adorado de las mujeres; ¿acaso no le gusta á usted el tipo de Margarita tanto ó más que el de Frétillon? ¡No, señor, al contrario! ¿Cómo? ¿por qué? Muy sencillo: porque Frétillon se da, y Margarita Gautier se vende...