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Don Pascual, creyendo hacer un bien a sus amigos, había revelado a don Andrés los celos y la desesperación de don Paco, causa de su fuga; lo que a don Paco había ocurrido en sus dos días de campo; el amor de Juanita, tan enamorada de él como él de ella, y el sentimentalismo de Juanita en favor de Antoñuelo y su deseo vehemente de salvarle hallando los ocho mil reales para tapar la boca del tendero murciano.

Y entonces volvió a ocurrírsele que en aquel sentimentalismo de última hora debía de tener gran parte la copa de cognac, o lo que fuese.

No sabía tanto la hija de Böhl de Fáber; pero así en los que llama cuadros de costumbres, como en muchas de sus novelas, donde la acción es escasa y los personajes y las escenas de familia lo son todo, rayó tan alto como el que más en este linaje de escritos, aunque no estaba inmune de cierto sentimentalismo a la alemana o a la inglesa, enteramente extraño a la índole de las escenas que describe, ni tampoco se libraba del inmoderado afán de declamar a todo propósito, y de interrumpir sus mejores cuentos con inoportunos si bien encaminados sermones.

Aquella raza aparte, sentía una afición loca por la música: cantaba en todos los momentos de su vida, y sus cantos tenían la tristeza melancólica del paisaje; pero la emoción era de labios afuera, un sentimentalismo exterior que se perdía en el aire. No, nena dijo el amante. Es tu alma entera lo que pones, sin saberlo, en tu voz.

Condena Vd. como debe el sentimentalismo exagerado y la propensión a enternecerme y a llorar por motivos pueriles de que le dije padecía a veces; pero esta afeminada pasión de ánimo, ya que existe en , importando desecharla, celebra Vd. que no se mezcle con la oración y la meditación y las contamine.

Usted es poeta, lo , y yo nada tengo de poetical: se lo advierto... Mi padre ; mi padre era alemán y muy dado a las cosas del sentimentalismo. Yo he nacido para los negocios, y ayudo a mi marido. ¡Si no fuese por !... Un paseante interrumpió la conversación.

Esto ocurría las más de las veces entre los individuos de distinto sexo que pueblan la tierra. Se rozan, pero no se compenetran ni confunden. Existe el sentimentalismo pasajero, el capricho carnal, nunca el amor. Lucy, la pobre enferma, era el ser afín al suyo: se vieron y se amaron.

Yo me separé de las tres muchachas y fuí a ver al gran Urbistondo, que me explicó sus ideas acerca del sentimentalismo de las mujeres con una seriedad un tanto cómica. Volvimos a Lúzaro, dejando a la hija del torrero anegada en un mar de lágrimas. Por la noche fui al Guezurrechape, como había prometido. Allá estaban Larragoyen y sus amigos, que me recibieron entre aplausos y gritos.

Al gobernar las mujeres, solucionaron por el sentimentalismo y el instinto lo que los hombres no habían podido arreglar nunca valiéndose de su razón. Los más de los problemas sociales se resolvieron simplemente suprimiendo la envidia. Pero prescindo de entrar en detalles y vuelvo á lo que hicieron los primeros organizadores de la Verdadera Revolución.

Después siguió Guillermo Tell, esa onomatopía admirable, que revela en su conjunto de profundas melancolías y de arranques ruidosos y atropellados todo el sentimentalismo y el entusiasmo de Rossini, el artista del amor y de la gloria.