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Faltábanme a los sofismas científicos con que Neluco, por ejemplo, hubiera podido aclarar aparentemente aquellas complejas oscuridades que me consultaba mi pobre tío, y despaché la consulta con cuatro vaguedades muy recalcadas y encarecidas sobre el influjo que ejercen en la máquina de los pensamientos los largos insomnios, la soledad de la noche, los fríos estacionales...

La verdad es que no hallé en mi repertorio de frases hechas y aceptadas en la«buena sociedad» para «cumplir» en lances tales, un par de ellas que entonaran debidamente con aquel modelo de hidalga cortesía, y que me despaché de mala manera con cuatro vulgaridades ramplonas, mal hilvanadas y entre dientes. Enseguida empezó lo que pudiera llamarse, en estilo parlamentario, la sesión.

Que pida de veras a Madama de Angulema q.^e despache con todo fauor al aduogado M.^r Guidemeau, q. me importa q. conozca q. le vale algo mi medio. De V. m. muy seru.^or Ant. Perez. A Mosieur. Mosieur Maridat. Bibl. Nac. de París, Fr., 3.652, fol. 144. Colección Morel Fatio, núm. Exmo. Sr.

No estarán demás otras recomendacionesNada me gustaron los dos o tres pretendidos profesores que al día siguiente se presentaran en casa. No traían diplomas, ni recomendaciones. Más que austeros sacerdotes de la religión del bridge, más que aristocráticos súbditos de su majestad el Bridge, pareciéronme aventureros y caballeros de industria. Por eso los despaché...

De todos modos, no pasará mucho tiempo sin que yo sepa la verdad. Entre tanto vamos á pasar una mala noche por ver á mi hermano, y no nos detengamos, ya que hay que saber otro secreto importante, porque la muerte no se espera á que uno despache sus negocios. Pensando esto entraba por la puerta de las caballerizas reales. ¡Hola, eh! dijo desde la puerta de una cuadra ¡los palafraneros de guardia!

Se acabó de hacer la aguada, leña y sementeras: despaché al Cacique Negro con sus indios, habiéndole regalado aguardiente, harina, bizcocho y porotos, quedándome listo para por la mañana emprender mi viage al Rio Negro. Al anochecer vino á bordo el Cacique Negro, pretendiendo con fuertes instancias una carta para el Exmo.

Solicitamos también de V. M. que despache media docena de vuestros satélites, para que busquen á D. Juan de Alarcón y le recomienden que no olvide el Parnaso por América, sino que escriba muchas comedias iguales á La verdad sospechosa y al Examen de maridos, obras ambas de un consumado maestro.

Yo, la verdad, como aún no sabía que era hermano del señor Pepe... Vamos, que me despaché a mi gusto: le llamé cucaracha, carca, tóo lo que me se ocurrió. ¿Y dices que ese hermano trae revuelta la familia? ¡Ya lo creo! Si no fuera por miedo a dar una pesadumbre al señor viejo, ya le había don Pepe plantao en mitá el arroyo.

Del hábito de Santiago, señor de Juan Abad y poeta contestó Quevedo. Espera á vuesa merced quien le ha de llevar á otra parte. Pues espérese el que ha de llevarme á que me vista, que yo me creía en casa y habíame desnudado; y si quieren que despache pronto, tráiganme luz, que no se ponen bien las agujetas á obscuras.

Dia 24. A las doce de este dia me puse en marcha, y llegué á las cinco y media de la tarde al cerro y aguada que llaman de los Buitres, distante 7 leguas; de cuyo parage despaché un oficial con dos hombres, para que el Comandante del Fuerte de San Carlos me aprontase á mi llegada, en el Valle de Uco y Potrerillo, 300 caballos, por estar falto de ellos el ejército.