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Pero Laura se opuso a que saliese Julio y suplicó, por el contrario, que la dejaran con él y con Adriana, pues entre los tres debían resolver un asunto aparentemente difícil pero muy sencillo en realidad. Era necesario aclarar toda mala inteligencia. Zoraida y Carmen obedecieron, sabiendo que lo peor sería contrariarle aquel ansioso deseo que ella abrigaba desde el día anterior.

Por el contrario, el escritor apasionado se alivia escribiendo, como si lanzase fuera de la ponzoña que le corroe y mata. Escritor de esta última clase, en la presente ocasión, el P. Enrique depositó en el papel, con el desorden que hemos visto, sus más negros y envenenados pensamientos. Hizo luego un violento esfuerzo sobre , y se quedó relativa y aparentemente tranquilo.

Tchernoff se apiadaba de los grandes dolores provocados por la catástrofe, de los miles y miles de tragedias domésticas que se estaban desarrollando en aquel momento. Nada había cambiado aparentemente. En el centro de la ciudad y en torno de las estaciones se desarrollaba un movimiento extraordinario, pero el resto de la inmensa urbe no delataba el gran trastorno de su existencia.

Había un sitio, en efecto, uno sólo que estaba por completo recubierto. Se distinguían las huellas de los dedos, que, aparentemente, se habían cuidado de cubrir de arena aquel espacio determinado. Ese sitio quedaba junto a los pedales del telar. Dunstan corrió hacia aquel sitio y escarbó la arena con el mango de su látigo.

Aparentemente había acabado por concebir algunas dudas sobre la veracidad de la señorita Helouin que se habían comprobado con la casualidad, para ofrecerme bajo una forma disfrazada una especie de reparación que se creía deberme. En medio de las preocupaciones que entonces me asaltaban, daba escasa importancia al fin particular que nos proponíamos en aquel extraño paseo.

Cuanto á los desmoronamientos de menor importancia, á esas caídas de rocas que, sin transformar aparentemente el aspecto de la comarca, no dejan de destruir los pastos, ni de aplastar á los pueblos con sus habitantes, no necesitan los montañeses que se los describan; desgraciadamente, hartas veces han presenciado tan terribles sucesos. Generalmente lo suelen conocer por anticipado.

La agarré en Nueva Orleáns el año 59 nos dijo el señor Tomás, como quien se refiere a una epidemia. ¡Pásenme las chuletas! Tal vez este temperamento práctico fue el que lo sostuvo en su indagación aparentemente infructuosa. No tenía en su poder indicio alguno del paradero de su fugitivo hijo, ni mucho menos pruebas de su existencia.

Aunque aparentemente se trataban como amigos, existía, pues, entre los socios principales del Saloncillo sorda y disimulada enemiga. Iba ésta aumentando de día en día merced a los correveidiles que, en ocasiones análogas, no cesan de sembrar envidias y rencores.

Aparentemente, con ocultar aquellos libros se borró en la familia la idea de que Pepe había tenido que renunciar a la carrera: doña Manuela, que era buena, pero poco avisada, sintió cierta amargura; la resolución de su hijo la entristeció, por ser señal inequívoca de grandes privaciones: «El pobre ha tenido que dejar los estudios» decía, sin poder profundizar todo lo que en esta frase iba envuelto.

Sus dramas, bajo este aspecto, ofenden aparentemente á la crítica, cuyo punto de partida es la moral; y decimos aparentemente, porque examinando con imparcialidad este punto, esa descripción atrevida de los extravíos morales, cuando se nos ofrecen, como en estas obras, en toda su desnudez y sin paliativos agradables, sólo son antipáticos, en cierto modo, á una imaginación corrompida.