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Si las leyes que gobiernan las sociedades no hacen felices a éstas, la culpa no es de los hombres que las dictaron. Otros hombres tampoco podrían dictar más que leyes humanas, esto es, defectuosas e ineficaces. Odiarse y combatirse por disciplinar de diverso modo el dolor a que la humanidad está condenada, es propósito de locos.

El editor Blas Antonio Nasarre, erudito absurdamente apasionado de la crítica francesa, escribió un prólogo, que le precede, en el cual se ensaña sin piedad contra el antiguo drama español, presentándolo como modelo de vicios y defectos de toda especie, desconociendo tan completamente las reglas de la sana crítica al aplicarlas á las comedias de Cervantes, que le siguen, que las califica de parodias y sátiras contra el gusto corrompido de la época, ó lo que es lo mismo, de obras las más defectuosas y sandias que jamás se han escrito. ¿Cómo hubiera creído esto nunca el autor del Don Quijote?

En el prólogo dice el poeta, que sólo le han movido á dar sus comedias á la estampa las defectuosas ediciones, que se han hecho de ellas, aunque no se hayan escrito con el propósito de someterlas á la crítica del público, aficionado á la lectura. Cuando Felipe IV ascendió al trono español en 1621, disfrutaba Lope de la más ilimitada autoridad entre el público y los actores.

Las protestas contra la moda reinante son muy frecuentes, si bien siempre mancas y defectuosas por lo que tienen de violento . Con escasas escepciones por lo tanto, resultará la indicada clasificacion en exacta correspondencia con los años en que respectivamente han sido ejecutadas las obras cuya enumeracion vamos á continuar . Capilla de S. Pablo apóstol.

Dar dinero a préstamo le parecía una mezquindad. Las angustias de los labradores eran cuando moría el caballo y había que comprar otro. Por esto don Jaime se dedicó a vender a los hortelanos bestias de labor más o menos defectuosas que le proporcionaban unos gitanos de Valencia y que él colocaba con tantos elogios cual si se tratase del caballo del Cid. Nada de venta a plazos.

Hasta en las comedias, que se distinguen por la acumulación de materiales desordenados, y que son defectuosas en cuanto á su composición, brilla esta inventiva de un modo deslumbrador; algunas ofrecen una verdadera mina de los más eficaces resortes dramáticos, y pueden dar argumentos para varias comedias; estos motivos ó resortes se indican más bien que se aprovechan ó perfeccionan, aunque no por esto hagan menos favor al poeta, excitando á un tiempo nuestra censura y nuestra admiración.

Todas las revoluciones resultaban defectuosas é ineficaces al quedar sometidas á una revisión científica, y no obstante habían engendrado los mayores héroes individuales, los más asombrosos movimientos colectivos de la Historia. «¡Creer!... ¡Soñar! seguía cantando en su cerebro la voz misteriosa . ¡Tener un ideal!...»

Se hace defectuosa la induccion quando no comprehende todos los miembros; y los hombres suelen sacar conclusiones universales antes de haber exâminado perfectamente todos los particulares, cuyo defecto cometen los que se apresuran en juzgar de las cosas difíciles. Mas todo lo que toca á las inducciones defectuosas se entiende muy bien con lo que hemos dicho, tratando del raciocinio.

Menos defectuosas, bajo este aspecto, y por su plan las mejores, son La entretenida y El laberinto de amor. Aquélla es una comedia de capa y espada no despreciable, imitada después por Moreto en su Parecido en la corte, aunque sea muy superior á su modelo. El argumento es el siguiente: Marcela, hermana de Antonio de Almendárez, ha sido prometida á su primo Silvestre, que debe llegar con la primera flota de América. Hacia este mismo tiempo debe venir de Roma la dispensa; pero el estudiante Cardenio, enamorado de Marcela, soborna al escudero de ésta, y consigue introducirse en la casa de Don Antonio. El astuto escudero le aconseja que finja ser el esperado Silvestre, y le da cuantas noticias necesita para representar con verosimilitud su papel. En este concepto se presenta Cardenio á Don Antonio, que lo recibe como si fuese el pariente, que ha llegado de América; pero se da tan mala traza para llevar adelante su empresa, que no sabe captarse el amor de Marcela, y al fin se descubre el engaño con la venida del primo, que prueba la identidad de su persona. Deshácese, sin embargo, el matrimonio de Silvestre y de Marcela, porque el Papa niega la dispensa. Con esta sencilla acción principal se enlaza otra episódica. Don Antonio ama á Marcela Osorio, idéntica á su hermana en el nombre y en las facciones, encerrada por su padre Don Pedro en un convento. Don Antonio ignora esta circunstancia, y se desespera tanto al saber su desaparición, que se queja amorosamente á su hermana, engañado por su singular semejanza. Un amigo de Don Antonio le informa del paradero de Marcela, y consigue de Don Pedro que consienta en el matrimonio de su hija; pero Marcela ha prometido su mano y dado palabra escrita de casamiento á un cierto Don Ambrosio.

Pero la anticuada y grosera invención de representar externamente fenómenos interiores del alma, ¿es susceptible de recibir más perfecto cultivo, y lo merece por su valor? ¿No serán producciones literarias, defectuosas por su esencia, espectáculos dramáticos, en los cuales se nos muestran obrando y hablando afectos, símbolos, pensamientos y objetos inanimados de toda especie, aun revistiéndolos con todos los encantos de la poesía?