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Luzán, Blas Nasarre, Montiano y Luyando. 299 CAPÍTULO II. Reformas hechas en los teatros. Traducciones de dramas franceses. Tragedias de D. Nicolás Fernández de Moratín y de otros. Comella. D. Ramón de la Cruz. La Huerta. 325 CAPÍTULO III. D. Leandro Fernández de Moratín. Cienfuegos. Reforma del teatro español y desaparición del sistema clásico. Gorostiza. Martínez de la Rosa.

El bibliotecario Blas Nasarre se consagró poco después á demostrar prácticamente el valor de esas reglas nuevas en sus relaciones con el teatro español, consignando el fruto de su trabajo en ese tratado, tantas veces mencionado, acerca de la comedia española.

Blas Nasarre, prólogo á la segunda edición de las Comedias y entremeses de Cervantes: Madrid, 1749, y Apología del discurso preliminar á las comedias de Cervantes: Madrid, 1750. Montiano y Luyando, Discurso sobre las tragedias españolas: Madrid, 1750. Velázquez, Orígenes de la poesía castellana: Málaga, 1754.

Proponíase, sin duda, halagar con esta contradicción á la vanidad nacional. D. Agustín de Montiano y Luyando, en 1750, en su Discurso sobre las tragedias españolas , amplió después los preceptos, traídos á plaza por Luzán y Blas Nasarre.

Como, por ejemplo, la de Gerona del año 1475. Blas Nasarre, y después de él Luzán, Velázquez y Jovellanos, hablan de una representación dramática celebrada para solemnizar estas regias bodas; pero á no indicarse la fuente de donde proviene esta noticia, no hay motivo bastante para darles entera fe.

Otros poetas dramáticos. Esfuerzos hechos por los críticos afrancesados. Luzán, Blas Nasarre, Montiano y Luyando.

Opiniones y censuras como las que acabamos de exponer no eran nuevas en España: ya en el siglo XVI López Pinciano, y en el XVII Suárez de Figueroa y Cascales, se habían explicado, aunque con mucho más ingenio, en el sentido indicado, si bien sus opiniones no fueron atendidas por nadie; y si Luzán y Blas Nasarre resucitaron esas ideas antiguas, y abrieron el camino á la imitación francesa, encontrando un mercado mejor dispuesto para la venta de sus artículos, ha de atribuirse sólo al cambio sufrido por una gran parte de la nación, y á la circunstancia de haber desaparecido de ella el sentimiento vivo y general de toda belleza poética.

Las escasas noticias biográficas, que damos en el texto, provienen de una carta en latín, fechada en Nápoles, que firma Mesinerius J. Barberius, llena de pomposas alabanzas de Torres Naharro. Hállase inserta en casi todas las ediciones de la Propaladia, y ha servido también á D. Nicolás Antonio, Blas Nasarre y Lucas Signorelli.

El pueblo, alimentador de los teatros, no comprendía el alto ditirambo de griegos y romanos; y al mismo tiempo, ningún poeta acercaba á poner héroes españoles en la escena. Nasarre en tanto llamaba bárbaro á Calderón, y La vida es sueño no era más que delirio. Aquella restauración clásica fué fecunda para la comedia, porque produjo á Moratín hijo.

Si damos crédito á Blas Nasarre y Velázquez, poseyeron también una literatura dramática rica, y se dedicaron con predilección á los espectáculos teatrales. Modernos eruditos, como Conde y Moratín, refutan terminantemente este aserto, desprovisto al parecer de sólido fundamento.