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Los modernos idiomas, balbucientes e imperfectos aún en la Edad Media, se desenvuelven con pasmoso florecimiento y producen obras maestras en varias literaturas; se agranda y llega a ser casi cabal, en la mente humana, el concepto del universo visible; se conocen por experiencia las cosas materiales de la tierra y del cielo; renace la antigüedad clásica, y al renacer, y al ser imitada, el prurito de la imitación engendra nueva y original poesía, divinas creaciones artísticas, flamantes sistemas filosóficos y hábiles métodos de observación y de estudio para interrogar a la naturaleza y al espíritu humano y arrancarles sus más hondos secretos.

Tales son, en el acto primero, su excelente exposición, tantas veces imitada; en el segundo, la escena en que Don Gutierre registra su casa para descubrir en ella el amante oculto de su esposa, atrapando sólo al gracioso, que prorrumpe en gritos descompasados, haciendo creer á Doña Mencía, llena de horror, que ha sido descubierto su amante; después el monólogo en que Don Gutierre se esfuerza en mirar, bajo el punto de vista más favorable posible, la causa de sus celos; luego el diálogo nocturno entre Don Gutierre y su esposa, en que la última, creyendo hablar con Don Enrique, confirma las sospechas de su marido; finalmente, todo el acto tercero, obra magistral y perfecta, durante el cual el espectador más impasible no puede menos de seguir sin respirar la rapidez de los sucesos, que se precipitan, sucediéndose unas á otras las escenas interesantes, y terminando el drama con tanta pasión como energía. ¡Cuán poética, y, al mismo tiempo, cuán dramática y de cuánto efecto no es, poco antes de la catástrofe, la invención de hacer oir en la calle, cantado por una voz misteriosa, cierto romance sobre la partida del Infante!

Esta escena ha sido imitada por Tirso de Molina en La prudencia en la mujer, y por Calderón en El mayor monstruo los celos; por lo menos, en ambos domina la idea de convertir á un retrato en ángel protector de una vida amenazada.

Menos defectuosas, bajo este aspecto, y por su plan las mejores, son La entretenida y El laberinto de amor. Aquélla es una comedia de capa y espada no despreciable, imitada después por Moreto en su Parecido en la corte, aunque sea muy superior á su modelo. El argumento es el siguiente: Marcela, hermana de Antonio de Almendárez, ha sido prometida á su primo Silvestre, que debe llegar con la primera flota de América. Hacia este mismo tiempo debe venir de Roma la dispensa; pero el estudiante Cardenio, enamorado de Marcela, soborna al escudero de ésta, y consigue introducirse en la casa de Don Antonio. El astuto escudero le aconseja que finja ser el esperado Silvestre, y le da cuantas noticias necesita para representar con verosimilitud su papel. En este concepto se presenta Cardenio á Don Antonio, que lo recibe como si fuese el pariente, que ha llegado de América; pero se da tan mala traza para llevar adelante su empresa, que no sabe captarse el amor de Marcela, y al fin se descubre el engaño con la venida del primo, que prueba la identidad de su persona. Deshácese, sin embargo, el matrimonio de Silvestre y de Marcela, porque el Papa niega la dispensa. Con esta sencilla acción principal se enlaza otra episódica. Don Antonio ama á Marcela Osorio, idéntica á su hermana en el nombre y en las facciones, encerrada por su padre Don Pedro en un convento. Don Antonio ignora esta circunstancia, y se desespera tanto al saber su desaparición, que se queja amorosamente á su hermana, engañado por su singular semejanza. Un amigo de Don Antonio le informa del paradero de Marcela, y consigue de Don Pedro que consienta en el matrimonio de su hija; pero Marcela ha prometido su mano y dado palabra escrita de casamiento á un cierto Don Ambrosio.

Schack, por más esfuerzos que hace, tiene que convenir en que los cristianos españoles conocieron poco la poesía arábigo-hispana y la imitaron menos, y tiene que convenir también en que esa poesía arábigo-hispana, más ó menos conocida é imitada, apenas tenía ya de arábiga sino la lengua en que estaba escrita.

Un número muy pequeño me quedé asustado poseían ese raro, absoluto e indudable carácter, en el cual se reconoce toda una creación divina y humana, de poder ser imitada pero no suplida y de hacer falta a las necesidades de las gentes si se la supone ausente.

Sabido es también, que Los dos gentiles hombres de Verona, de Shakespeare, provienen de una novela, imitada de La Diana, de Montemayor. Téngase en cuenta, ya que la ocasión es oportuna, que Fanshaw fué dos veces embajador inglés en Madrid, la primera en 1640, y la segunda en 1663 á 1666, en cuyo año murió. Ha traducido también el Pastorfido, de Guarini, y las Luisiadas, de Camoëns.

La escena siguiente es idéntica á otra de El médico de su honra, de Calderón, é imitada de ella, puesto que la primera es posterior á ésta.

¿Han visto ustedes unas caras paradas, unos ojos mudos, unos corbatines siempre iguales, un vestido regular y uniforme, unos cuerpos ni elegantes ni mal vestidos, unos brazos que se balancean monótonos, siempre con la regularidad y compás de las aspas de un molino? ¿Saben ustedes que los hombres de esas señas hablen nunca nada que pueda ser referido, escriban nada que deba ser leído, hagan una acción digna de ser imitada?

Lope Meléndez, ansí Se humillan cuellos bizarros De vasallos tan soberbios. Esta escena admirable ha sido imitada por Moreto en su famoso Valiente justiciero . Peribáñez y el comendador de Ocaña, Los comendadores de Córdoba y Fuente-Ovejuna, son tres dramas de asuntos análogos, en cuanto los tres tienen por objeto representar la tiranía y los abusos de los comendadores de las Ordenes militares.