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Sólo le queda una pequeña suma, con la cual soborna al carcelero y escapa de su prisión, contrayendo amistad con una alcahueta, que le facilita la entrada en casa de una bella, llamada Alcana. Felicero, que pierde la esperanza de que se corrija su señor, retírase á un desierto para hacerse ermitaño.

La Estrella de Sevilla es una tragedia de sorprendente belleza y de composición vigorosa que, por su clara pintura de los caracteres, por sus situaciones patéticas y conmovedoras, va aumentando el interés dramático hasta la catástrofe; ha sido arreglada después por Trigueros, que la ha alterado en su esencia, representándose de nuevo, y habiendo llegado al teatro alemán con esta forma. La acción, en la original, hoy muy rara, es la siguiente: El rey D. Sancho, que reside en Sevilla hace poco tiempo, habla con su favorito Arias de las beldades que, desde su llegada á Sevilla, ha visto en ella, y especialmente de la más encantadora de todas, de Estrella, hermana de Bustos Tavera. Arias atrae á Bustos, que se humilla en presencia del Rey, y es nombrado por él alcalde de Sevilla, cargo que acepta, aunque protestando traspasarlo á otro más digno. El Rey alaba los nobles sentimientos de Bustos, y le pregunta por su familia, indicándole que case á su hermana. Después vemos á Estrella que entabla un triste diálogo con su amante Sancho Ortiz. Bustos entra, ruega á su hermana que se retire, y cuenta á Sancho el proyecto del Rey de casar á Estrella, prometiéndole hablar en su favor. A poco se presenta Arias, que viene de parte de D. Sancho; Estrella se aleja silenciosa y con orgullo; pero soborna á una esclava, que le promete introducir de noche al Rey en el dormitorio de Estrella. Llega la noche, y el Rey penetra en la casa de Estrella por mediación de la desleal esclava. Tavera viene también, se admira de la oscuridad que reina en su casa, oye hablar al Rey con su esclava, y desenvaina su espada. El Rey se descubre para salvarse; Tavera expresa su indignación contra tan villana conducta, y deja huir al Rey, dando muerte á la esclava. El Rey, de vuelta en su palacio, cuenta á Arias lo ocurrido, y maquina vengarse. Arias, atendiendo á lo desfavorable de las circunstancias y á la consideración de que disfruta Tavera, proyecta quitar á éste la vida ocultamente, valiéndose de la bravura y reconocida lealtad de Sancho Ortiz. El Rey aprueba el consejo, manda llamar á Sancho, y le ordena que, sin pérdida de tiempo, desafíe y mate al caballero cuyo nombre está escrito en una hoja de papel sellado, que le entrega. Sancho queda solo y abre el papel misterioso. Violenta y desesperadora es la lucha que se traba en su pecho, porque el caballero, cuya muerte pide el Rey, es á un tiempo su amigo y el hermano de su amada. Pero la obediencia á las órdenes de su soberano es el primero de los deberes de sus súbditos, y Sancho, casi privado de la razón, se decide á cumplirlas. La escena del desafío y del combate es notabilísima por su verdad, animación, y por el efecto que hace en el lector. La escena siguiente nos ofrece á Estrella, que aguarda inquieta á su Sancho; pide un espejo para engalanarse antes de recibir á su amante; pero el espejo se rompe, y la sortija de Sancho, que lleva en su dedo, salta en mil pedazos, lo cual es de funesto agüero para ella. Tráenle entonces el cadáver de su hermano, y al mismo tiempo, la noticia de quién ha sido el matador. Expresa su dolor en breves, aunque desgarradoras exclamaciones, y desea morir para dejar de padecer. El Rey sabe lo ocurrido, y da sus instrucciones para salvar á Sancho Ortiz. Preséntase Estrella, acusa al matador de su hermano, y pide que se le entregue para expiar su delito; el Rey entonces, después de proferir algunas frases de sorpresa, le da la llave de la prisión del delincuente. Entremos también en ella. Sancho rechaza los medios de salvarse, que le ofrece Arias en nombre del Rey. Preséntase una mujer velada para libertar al preso: es Estrella; escena patética de la entrevista de los dos amantes, que se encuentran tan trocados; pero ni Sancho se arrepiente de la acción, que se le ordenó como súbdito del Rey, ni Estrella se atreve á censurarla: admira la magnanimidad de su amante, que renuncia á salvarse, pudiendo hacerlo, para morir en el cadalso, y se retira decidida á esperar la muerte. El Rey se arrepiente profundamente, mientras tanto, de su conducta, y ordena que Sancho sea llevado á escondidas á su palacio; al mismo tiempo trabaja para que los alcaldes pronuncien una sentencia benigna; pero son justos, y condenan á muerte al prisionero. Estrella asegura que jamás se casará con el matador de su hermano. El Rey, ejerciendo su derecho de gracia, indulta á Sancho.

Jornada segunda. El príncipe Rugero intenta matar al duque Federico, creyendo que es su rival, y que pretende también á Casandra, por haber oído que acostumbra visitarla de noche. Soborna á un criado para introducirse en secreto en la habitación de su amada.

Menos defectuosas, bajo este aspecto, y por su plan las mejores, son La entretenida y El laberinto de amor. Aquélla es una comedia de capa y espada no despreciable, imitada después por Moreto en su Parecido en la corte, aunque sea muy superior á su modelo. El argumento es el siguiente: Marcela, hermana de Antonio de Almendárez, ha sido prometida á su primo Silvestre, que debe llegar con la primera flota de América. Hacia este mismo tiempo debe venir de Roma la dispensa; pero el estudiante Cardenio, enamorado de Marcela, soborna al escudero de ésta, y consigue introducirse en la casa de Don Antonio. El astuto escudero le aconseja que finja ser el esperado Silvestre, y le da cuantas noticias necesita para representar con verosimilitud su papel. En este concepto se presenta Cardenio á Don Antonio, que lo recibe como si fuese el pariente, que ha llegado de América; pero se da tan mala traza para llevar adelante su empresa, que no sabe captarse el amor de Marcela, y al fin se descubre el engaño con la venida del primo, que prueba la identidad de su persona. Deshácese, sin embargo, el matrimonio de Silvestre y de Marcela, porque el Papa niega la dispensa. Con esta sencilla acción principal se enlaza otra episódica. Don Antonio ama á Marcela Osorio, idéntica á su hermana en el nombre y en las facciones, encerrada por su padre Don Pedro en un convento. Don Antonio ignora esta circunstancia, y se desespera tanto al saber su desaparición, que se queja amorosamente á su hermana, engañado por su singular semejanza. Un amigo de Don Antonio le informa del paradero de Marcela, y consigue de Don Pedro que consienta en el matrimonio de su hija; pero Marcela ha prometido su mano y dado palabra escrita de casamiento á un cierto Don Ambrosio.

Tan lejos llega la perfidia de esta última, que soborna á un soldado, que ha venido de Italia, para que difunda el falso rumor de la muerte de Diego.