United States or Mexico ? Vote for the TOP Country of the Week !


Yo que jamás caté píldora, ni pastilla, ni glóbulo, tengo mi alcoba llena de potingues; y si fuera a hacer todo lo que el médico me dice, no duraría tres días. ¡Y quién me había de decir a que le haría ascos a la comida, yo que jamás le he preguntado a ningún plato por sus intenciones!

Sepa vuestra merced que esto de azotarse un hombre a sangre fría es cosa recia, y más si caen los azotes sobre un cuerpo mal sustentado y peor comido: tenga paciencia mi señora Dulcinea, que, cuando menos se cate, me verá hecho una criba, de azotes; y hasta la muerte, todo es vida; quiero decir que aún yo la tengo, junto con el deseo de cumplir con lo que he prometido.

Y no paré de correr hasta no poner algunas leguas entre la villa de Madrid y el hijo de mi padre. Preciso es dijo entre sollozos la tía María ocultarle esta desdicha al pobre tío Pedro. ¡Ay!, ¡qué dolor!, ¡qué dolor! ¿Y quién había de tener valor para decírselo! repuso Dolores . ¡Pobre María! Hizo lo del español, que estando bien quiso estar mejor; y cate usted ahí las resultas.

Dio ocasión la historia de la fregona ilustre a que los poetas del dorado Tajo ejercitasen sus plumas en solenizar y en alabar la sin par hermosura de Costanza, la cual aún vive en compañía de su buen mozo de mesón, y Carriazo ni más ni menos, con tres hijos, que sin tomar el estillo del padre ni acordarse si hay almadrabas en el mundo, hoy están todos estudiando en Salamanca; y su padre, apenas vee algún asno de aguador, cuando se le representa y viene a la memoria el que tuvo en Toledo, y teme que cuando menos se cate ha de remanecer en alguna sátira elDaca la cola, Asturiano! ¡Asturiano, daca la cola!"

Pero no es esto lo mejor, sino que cate usted ahí, que sin saber ni cómo ni por dónde desaparece un a moo de jardín que había al frente. No parecía sino que el demonio había cargado con él. ¿Qué estás diciendo, Momo? dijo Dolores. Naica más que la purísima verdad. En lugar de la arboleda, había al frente un a moo de estrado con redondeles de trapo que sería de un palacio.

Sólo abriréis cuando yo os diga: ¡Abrid, hijitas, abrid! Que soy la madre que os parí. Las chivitas, que eran muy bien mandadas, lo hicieron todo como se lo había encargado su madre. Y cate Vd. ahí que llaman á la puerta, y que oyen una voz como la de un becerro, que dice: ¡Abrid, que soy el Carlanco! Que montes y peñas arranco.

-Calla -dijo don Quijote-. Y ¿dónde has visto , o leído jamás, que caballero andante haya sido puesto ante la justicia, por más homicidios que hubiese cometido? -Yo no nada de omecillos -respondió Sancho-, ni en mi vida le caté a ninguno; sólo que la Santa Hermandad tiene que ver con los que pelean en el campo, y en esotro no me entremeto.

No se puede ya sufrir tanto silencio, que me quedaré hecho vna statua, quando no me cate, pues la memoria de V. Ex.^a me sustenta biuo. Escriuí a V. Ex.^a los otros dias con vn Gentilhombre suyo. Que aya llegado a sus manos mi papel, me basta, pues en el no responderme hallaré beneficio, como en el responderme.

Pues digo que traigas para ella del de a cuatro reales, que sin duda le sabrá a gloria: yo dudo que en su casa cate ella otra cosa que el de tres... Estoy pensando en el regalo que tenemos que hacer al médico, y en eso se nos van a ir todos nuestros ahorros. Y gracias que no me traiga acá un oculista, que si lo llega a traer, apaga y vámonos.

»Pues cate usted ahí, que de repente, y sin que nadie se lo mandase, suenan a la par más de mil instrumentos, trompetas, pitos y unos violines tamaños como confesonarios, que se tocaban para abajo. ¡María Santísima, y qué atolondro!, yo di una encogida que fue floja en gracia de Dios. Pero ¿de dónde salió tanto músico? preguntó su madre. ¿Qué yo?, habría leva de ciegos por toda España.