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A cada carta que cerraba Artegui, decíase: Ya le he visto; vámonos. Y se quedaba. Por fin Artegui se levantó, e hizo una cosa rara; llegose al retrato colgado sobre el diván, y lo besó. Miró Lucía afanosamente a aquel lugar, y viendo un rostro de dama, pero parecido al de Artegui, murmuró: Su madre.

Abrióme la puerta un criado conocido, a quien rogué me llevase a presencia de mi antigua ama la Sra. Condesa. Mientras atravesábamos el patio, buscaba afanosamente algún objeto que me indicase la proximidad de Inés. Como olfatea el perro el rastro de su amo, así aspiraba yo las emanaciones de la casa buscando el aire que había sido aliento de aquella naturaleza querida.

Rita y Manolita obligaban al primo a fijarse en los retratos que las representaban apoyadas en una silla o en una columna, actitud clásica que por aquel tiempo imponían los fotógrafos; y Nucha, abriendo un álbum chiquito, se lo puso delante a don Pedro, preguntándole afanosamente: ¿Le conoces?

Y después se le encuentra en las casas de juego o de prostitución, derrochando afanosamente el producto de sus trabajos en el extranjero. Cuando se ha agotado el bolsillo, se le ve desaparecer como llegó: sin que nadie lo sienta.

Rufino entregó a Lorenzo algunas cosas diciéndole: Esto le manda la señora, niño, y esta carta y dirigiéndose a Melchor agregó: Estas cosas le mandan de su casa, don Melchor, y estas cartas que me dieron y a más... espérese, don Melchor, aquí le traigo... pero, ¿dónde lo he puesto? repetía buscando en los bolsillos interiores afanosamente, ¡ah!... aquí está... esto que le mandaba la niña Clota...

En esta última su principal objeto era dar picadero a una jaca que Pablo había cambiado por otra más vieja. Y ¡cosa extraña! a pesar del enajenamiento amoroso en que nuestro mancebo se hallaba, recibió la visita de los équites con inexplicable alegría, les ayudó afanosamente en su tarea. Al marcharse sintió una impresión de vacío en su vida.

Las mujeres de la casa que se agrupaban compungidas por la noche a rezar en alta voz, hacían la impresión de los sitiados que se preparan afanosamente a rechazar un ataque nocturno del enemigo.

Detrás, se contaba dinero sobre las mesas, afanosamente: no se escuchaba la agradable música de las monedas, porque eran enormes mazos de billetes, sucios y deleznables, espulgados por dedos que la práctica hacía parecer mecánicos.

Despreció un consuelo, una ilusión postrera que otros, ya también un poco viejos, ya también un poco tristes, van buscando afanosamente por el mundo y no los encuentran... Y Pepita ha bajado sus hermosos ojos limpios y azules.

En competencia con ellas, las movedizas ratoncitas pululaban gorjeando vibrantemente y era interesante seguir el revoletear de cualquiera que, del barrote superior de una ventana, modulaba su trino y se descolgaba veloz hasta el pie de un rosal, donde cantaba de nuevo, para dirigirse como en una diligencia urgente a posarse de costado en la pata del catre en que dormía un peón, repetir allí su trinar aleteado y volar a un tirante del techo de la caballeriza, recorrerlo afanosamente, como un pesquisante tras del delincuente, aparecer por el otro extremo, mirando a todos los rumbos y partir, de pronto, en línea recta hacia la glorieta del jardín.