United States or Caribbean Netherlands ? Vote for the TOP Country of the Week !


El huésped le dijo, muy severo, que era un estudiante de Madrid, que había dos ó tres meses que entró á posar en su casa, y que era poeta de los que hacen comedias, y que había escrito dos que se las habían chillado y apedreado como viñas, y que estaba acabando de escribir la comedia de Troya abrasada, y que, sin duda, debía de haber llegado al paso del incendio, y se convertía tanto en lo que escribía que habría dado aquellas voces; que por otras experiencias pasadas sacaba él que aquello era verdad infalible, como él decía, que para confirmarlo subiesen con él á su aposento, y hallarían ser verdadero este discurso.

La atmósfera, quieta y abrasada, nos traía rumores confusos de puertas que se cierran, saludos que se cambian, pasos que se alejan; los ruidos todos que preceden al reposo. Y este llegaba al fin. El aire desierto y melancólico ya no vibraba con ningún sonido. Sólo de tarde en tarde el golpe lento del reloj de la Giralda lo estremecía de improviso con metálico clamor.

La otra conocieron ser el escribano, que acaso aquella noche estaba fuera del lugar, y, al son del arma de las campanas, venía a ver el suceso, que lloró, no por la pérdida de sus hijos y de su mujer, que allí no los tenía, sino por la de su casa, que halló robada y abrasada.

Las gallinas, con las alas en tierra, jadeaban tendidas a la triple sombra de los bananos, la glorieta y la enredadera de flor roja, sin atreverse a dar un paso sobre la arena abrasada, y bajo un sol que mataba instantáneamente a las hormigas rubias. Alrededor, cuanto abarcaba los ojos del fox-terrier, los bloques de hierro, el pedregullo volcánico, el monte mismo, danzaba, mareado de calor.

La pobre madre, al mirarlas, temblaba toda, sintiéndose herida en lo más delicado y sensible de su íntimo ser. ¡Extraña alianza de las cosas! ¡Cómo lloraban aquellos pedazos de barro! ¡Llenos parecían de una aflicción intensa, y tan doloridos, que su vista sola producía tanta amargura como el espectáculo de la misma criatura moribunda, cuando miraba con suplicantes ojos á sus padres y les pedía que le quitasen aquel horrible dolor de su frente abrasada!

Sonó ésta, sin embargo, y trascurrieron algunos minutos después sin que el guapo pareciese. Pasó media hora, pasó una, y nada. Entonces la gallarda tabernera, abrasada el alma de despecho, subió á su cuarto y se quitó, mejor dicho, se arrancó con mano trémula el vestido de gala.

Pero por verso privado de aquel esparcimiento, no gustaba que los demás se privasen, y con frecuencia instaba a su mujer para que saliese a tomar el aire. «Hijita, no qué me da de verte encerrada en esta cazuela. Yo no siento el calor; pero que no cesas de andar de aquí para allí, estarás abrasada.

Las tertulias de comadres se habían deshecho. Eran sonadas ya las once, y toda aquella gente necesitaba madrugar. La luna seguía iluminando, al través de la atmósfera serena y abrasada, la mayor parte del recinto. Su luz, deshecha en jirones, formando figuras geométricas, dormía tranquila sobre las piedras lustrosas del suelo.

Toda su beldad, todo su resplandor, todo su atractivo, no es más que el reflejo de ese sol increado, no es más que la chispa brillante, transitoria, inconsistente, de aquella infinita y perenne hoguera. Mi alma, abrasada de amor, pugna por criar alas, y tender el vuelo, y subir a esa hoguera, y consumir allí cuanto hay en ella de impuro. Mi vida, desde hace algunos días, es una lucha constante.

Pero he aquí que la joven hermosa se enferma, de meningitis o cosa por el estilo, y en el delirio de la fiebre, única y exclusivamente en el delirio, se siente abrasada de amor. ¿Por un primo, un hermano de sus amigos, un joven mundano que ella conoce bien? No señor; por . ¿Es esto bastante idiota?