Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 28 de noviembre de 2025
Juan, desalentado, apoyó sobre el muro su cabeza aniquilada. María Teresa que lo miraba, le dijo, sin comprender el verdadero motivo de aquel súbito desfallecimiento: Usted se fatiga demasiado; no trabaje más esta noche, se lo ruego. Vea, mi padre duerme, es inútil que usted se quede a velar toda la noche.
Luego, su vida tuvo un doble objeto santo y noble: derramar los consuelos de la más piadosa de las ciencias sobre los dolientes sin ventura y velar por la dicha de Carmen. Era para él una suprema delicia espiritual el consagrarse de lleno a pagar en la hija la inmensa deuda de gratitud contraída con el padre.
Díjole también que en aquel su castillo no había capilla alguna donde poder velar las armas, porque estaba derribada para hacerla de nuevo; pero que, en caso de necesidad, él sabía que se podían velar dondequiera, y que aquella noche las podría velar en un patio del castillo; que a la mañana, siendo Dios servido, se harían las debidas ceremonias, de manera que él quedase armado caballero, y tan caballero que no pudiese ser más en el mundo.
¡Oh, Dios mío! exclamó Dorotea. ¡Qué debía yo hacer! exclamó con acento roncó el bufón ampararte, criarte, velar por ti... y no tenía dinero... ¡el diablo á veces acude al auxilio de los desesperados y acudió al mío! Y el bufón soltó una carcajada opaca, silenciosa, horrible. Dorotea se sentía estremecida por un terror inexplicable.
En el fondo de aquellos ojos de larga mirada se ve vivir un alma, una razón ya firme y ejercitada en velar sobre sí misma; una inteligencia que reflexiona y observa, un corazón ya dispuesto para la ternura y el sufrimiento inocente, silencioso y solitario. Puedes, pues, suponer que no la senté en mis rodillas y que la dejé suspirar a sus anchas hasta que el cansancio le hizo dormirse.
-Duerme tú, Sancho -respondió don Quijote-, que naciste para dormir; que yo, que nací para velar, en el tiempo que falta de aquí al día, daré rienda a mis pensamientos, y los desfogaré en un madrigalete, que, sin que tú lo sepas, anoche compuse en la memoria. -A mí me parece -respondió Sancho- que los pensamientos que dan lugar a hacer coplas no deben de ser muchos.
Observando su confusión, la señora añadió con acento cariñoso: Tú eres un hijo nuestro, y los hijos no deben intervenir en estos asuntos, que corresponden a los padres. Nosotros tenemos el deber de velar por vuestra felicidad, sacrificarnos por ella.
Llegó en la tarde del último día de Abril, y como el viaje es un paseo, aquella noche estuvo de tertulia hasta cerca de las once, que en 1794 era ya mucho velar.
Cansados de gemir, de arañarse, de golpear el suelo con la cabeza, anonadados por su dolor ruidoso, todos los de la familia volvieron a formar círculo en torno del cadáver. Juanón hablaba de velar con algunos compañeros a la muerta hasta la mañana siguiente. La familia podía dormir mientras tanto fuera de la gañanía, que bien necesitada estaba de ello. Pero la vieja gitana protestó.
¡Kernok!... ¡déjame velar por tu vida! dijo echándose a sus pies. Zeli, líbrame de esta loca y bájala a la cala dijo el pirata. Y como fuese a apoderarse de Melia, ella se desprendió violentamente, y se aproximó a Kernok, con el color animado y la vista brillante.
Palabra del Dia
Otros Mirando