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Actualizado: 14 de junio de 2025
Y porque tiene usted el alma virgen y llena de entusiasmo y de sentimiento, ha hecho usted lo que nadie hubiera hecho; y porque Dios quiere que crea usted en él, le ha presentado a usted de la manera más bella, el dulce consuelo de la expansión de la caridad. ¿Que Dios quiere que crea en él? dije moviendo tristemente la cabeza, quisiera creer; envidio a los que creen.
Buenas noches dijo Quilito. Y salió, haciendo resonar sus tacones sobre las losas del patio. ¡Que te diviertas! gritó el padre. ¡Que no vuelvas tarde! apuntó la tía. Concluyó tristemente la modesta comida; con el último bocado se levantaron y Pampa entró a quitar la mesa.
Sí... ¿Qué quiere usted que añada a mis solteronas? dije sonriendo tristemente. Un último capítulo respondió el cura con fingida alegría. Alguna cosa original. Ese capítulo respondí, está escrito... Me faltaba la solterona por decepción, y ya la tengo... Después, como cosa inédita... Permítame usted...
Tengo miedo, Manuel dijo á su camarada . Yo mismo no comprendo ahora cómo firmé esos papeles, sin darme cuenta de su importancia... ¿Quién pudo aconsejarme una fe tan ciega en los negocios de Fontenoy? Robledo sonrió tristemente. Podía darle el nombre de la persona que le había aconsejado; pero consideró inoportuno aumentar con tal revelación el desaliento de su amigo.
Quisiera poder partir yo también, añadió Constanza, mirándole á través de sus lágrimas y sonriéndose tristemente. Pero en tiempo de guerra sólo nos está permitido consumirnos de impaciencia entre los muros de una fortaleza, hilando ó bordando, mientras que allá, en los campos de batalla... ¡Ah, de qué sirvo yo en este mundo!
En la cocina todo está listo. Pide, hombre, pide por esa boca. Aunque pobre, he de poder poco si no te saco a flote, quitándote ese aspecto de muerto resucitado. Gabriel sonrió tristemente. Es inútil que te esfuerces. Mi estómago acabó. Le basta con un poco de leche, y gracias que lo admita.
En la noche de ese día 24 se hizo la función de Nochebuena, y se dispuso la cena en este mismo lugar; pero habiendo comenzado muy alegre, se concluyó tristemente, porque al llegar la hora de la alegría, del baile y del bullicio, todo el mundo echó de menos al alegre muchacho, que aunque vicioso, era el alma, por su humor ligero, de las fiestas del pueblo.
Tía María le respondió , hoy somos 15 de junio, día de mi santo, día tristemente memorable en los fastos de mi vida. ¡Oh San Modesto! ¿Es posible que me trates así el mismo día en que la Iglesia te reza? Pero ¿qué novedad hay? volvió a preguntar la tía María, con inquietud.
Pero el viejo, antes de que Maltrana le contestase, sonrió tristemente y siguió diciendo con expresión de desaliento: No te canses: es inútil. Adiós, señores. A Madrid, mula... Pagaré como siempre. ¿Quién se mete con esos señores que son los amos? Paga tu crimen, ya que por ir a ganar el pan estropeas un poco de pintura.
Sí, Luisa, sí; me obliga el hacer un pequeño viaje ahora mismo, un asunto bien desagradable. ¡Y con esta noche!... dijo Luisa. Mi hermano el arcipreste dijo tristemente el cocinero mayor se muere, y acaso no llegue á tiempo ni aun de cerrarle los ojos. ¡Oh! ¡qué desgracia! dijo Luisa. ¡Está de Dios que yo no conozca á ningún pariente mío! añadió Inés.
Palabra del Dia
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