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Actualizado: 28 de julio de 2025
Su reinado fue grande porque se prolongó hasta él el impulso de las energías incubadas por la Edad Media; fue execrable porque su política torció los derroteros de España, impulsándonos al fanatismo religioso y a las ambiciones de un cesarismo universal. Adelantados en dos o tres siglos al resto de Europa, era España para el mundo de entonces lo que es Inglaterra para nuestra época.
Estos recién llegados también reían al ver al gigante, con un regocijo pueril, mostrando en sus gestos y sus carcajadas algo de femenino, que empezó á llamar la atención de Gillespie. Iba ya transcurrida una hora, y el prisionero empezaba á encontrar penosa su inmovilidad, cuando se hizo un profundo silencio. Procurando no moverse, torció á un lado y á otro sus ojos para examinar á la muchedumbre.
Exhibirse de bautizo en bautizo era una de las consecuencias de su gloria. Este ahijado le traía el recuerdo de su mala época, cuando empezaba la carrera, guardando al padre cierta gratitud por la fe que había puesto en él cuando todos le discutían. ¿Y los negocios, compare? preguntó Gallardo . ¿Marchan mejor? El aficionado torció el gesto.
Mientras Clementina saltó de gozo, pues había sentido siempre resuelta inclinación por su primo, á quien se llamaba en su casa el bello Roussel, Fortunato torció el gesto, pues se sentía menos que medianamente predispuesto al matrimonio, por sus ideas generales acerca del santo lazo y mucho menos aún por su gusto particular hacia la señorita Guichard.
Y soltaba redonda la mayor de las injurias femeniles. Presintiendo lo que iba á ocurrir, torció Robledo su marcha, avanzando hacia la casa y colocando su caballo ante los últimos peldados de la escalinata de madera. Pero no consiguió verse obedecido ni aún por los hombres más adictos á él, que le habían acompañado en la expedición.
El hombre á quien, como al extremo de una cola, seguía el bufón, recorrió parte de la calle del Arenal, la de las Fuentes, atravesó la Mayor, la plaza Mayor luego, y por la calle de Toledo, torció hacia Puerta Cerrada; pero de repente se detuvo: á la luz del farol de una imagen puesta en una esquina, le vió el bufón desnudar la espada y partir luego á la carrera hacia la Cava Baja de San Miguel, donde un momento antes habían sonado voces de ¡ladrones! y poco después ruido de espadas.
Ya fuera de la habitación, noté que Federico, en lugar de dirigirse a la derecha y al puente levadizo, torció a la izquierda y sin decir palabra me hizo subir una escalera y nos hallamos en un amplio corredor del castillo. ¿Adónde vamos? pregunté. Ella ha enviado a llamarle respondió Tarlein sin mirarme. Cuando haya terminado esta entrevista, vuelva usted al puente. Allí lo esperaré.
Se informaron de ella con interés: también del ganado. Jacinto les notició que la Pinta había parido hacía tres días un jato. El tío Lalo torció el hocico: aquella vaca no les daba más que becerros. Es verdad repuso Jacinto, pero en cambio la Morica ya nos dió tres jatas seguidas y váyase lo uno por lo otro.
Artegui torció a la derecha, siguiendo el malecón, mientras explicaba a Lucía esas nociones elementales astronómicas, que parecen novela celeste, cuento fantástico escrito con letras de lumbre sobre hojas de zafiro. La niña, embelesada, miraba tan pronto a su acompañante, como al firmamento apacible. Sobre todo, la magnitud y cantidad de los astros la confundía. ¡Qué grande es el cielo!
Al santo de que ha ido media Villavieja... ¡Canario, cómo se conoce que tienen guita larga! ¡No le dije yo? A ver eso, hombre. Y ¿qué ha de verse? Lo que le dije al principio: que nada tengo que hacer en Peleches, y que por eso no he ido. Como decía usted que por una casualidad... Ahora lo entiendo menos. Mi padre es muy amigo de don Alejandro desde que éste andaba por acá. Ayer se torció un pie.
Palabra del Dia
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