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Actualizado: 22 de mayo de 2025
Perla, con la viveza caprichosa que la caracterizaba, se dirigió hacia él, y tomándole una de las manos entre las suyas, apoyó en ella su mejilla: caricia tan tierna, y á la vez tan natural, que Ester, al contemplarla, se dijo para sus adentros: "¿Es esa mi Perla?"
Querida señora... hija mía... dijo él con dulzura; tomándole la mano ; reponeos; se lo pido, y volved pronto a su casa... Esté usted segura de que este duelo no tendrá consecuencias funestas... Entre dos hombres que saben tirar, y que son casi de la misma fuerza, un duelo no es más que un asalto sin peligro. ¡Ah, le odia tanto! Las lágrimas la sofocaron.
Y tomando su caballo mancarron viejo, que desde el principio le dieron, se enderezó á seguirlos, y resagándose, vino la noche, y dejó el rumbo, tomándole hácia la costa del mar, que caminando toda aquella noche y el medio dia siguiente, se puso en ella, y á las orillas de un pequeño riachuelo, con algunos sauces, á su sombra sesteó: y á hora de visperas vió venir á él un indio á caballo que le dió bastante susto, pero el tal indio era de la gente del cacique, que nombran D. Nicolas Bravo, quien de paz comunica y comercia con esta ciudad.
Hola, chiquita dijo avanzando hasta Clementina y tomándole la barba como se hace con los niños . ¿Estás aquí? No he visto tu coche abajo. He salido a pie, papá. Es un milagro. Si quieres, puedes llevarte el mío. No; tengo deseos de caminar. Estoy estos días muy pesada. El duque de Requena había prescindido de todos los presentes y hablaba a su hija con toda la afabilidad de que era susceptible.
Absorto, mudo, con la boca abierta, estaba Mutileder, cuando la dama se levantó y mostró de pié su gallarda estatura, esbelta y cimbreante como las palmas de Tadmor; y vino a él, y tomándole la mano, en la que él sintió como una conmoción eléctrica, le llevó a sí y le dijo: Siéntate. ¿Qué te asusta? Y Mutileder se sentó, al lado de la dama, en un taburete bajito.
Y alegremente declaró a su hermana que Adriana tenía celos. ¿Adriana celosa? ¿Celosa de quién? De mí, de mí. ¡Oh, Adriana!, exclamó Carmen tomándole los brazos como pasmada de asombro. ¿En media hora te has enamorado de José Luis?
De aquella entrada salían oleadas de hombres y de mujeres, que iban a hacer su comida de mediodía. Padre dijo Eppie, tomándole de los brazos , ¿qué os sucede? Pero tuvo que hablarle varias veces seguidas antes de que él acertara a responderle. Ha desaparecido, hija dijo al fin, con una agitación violenta . El Patio de la Linterna ha desaparecido.
Su gesto soberano y su gallardo continente, sin altanería, revelaban dominio sobre las demás. Al instante presentó á Pacorrito. Este se quedó todo turbado y más rojo que una amapola cuando la Princesa, tomándole de la mano, dijo: Presento á ustedes al Sr. D. Pacorro de las Migajas, que viene á honrarnos esta noche.
Pero casi en seguida vi a una mujer, en pie, cerca de la ventana. Me dirigí a ella, doblé una rodilla y tomándole una mano la llevé a mis labios. No habló ni se movió. Me levanté y, a pesar de la indecisa luz, noté la palidez de sus mejillas, vi la aureola que le formaban sus hermosos cabellos y sin darme cuenta de ello pronuncié dulcemente su nombre: ¡Flavia!
3 Y respondiendo Jesus, habló a los doctores de la ley y a los fariseos, diciendo: ¿Es lícito sanar en sábado? 4 Y ellos callaron. Entonces él tomándole, le sanó, y le despidió. 6 Y no le podían replicar a estas cosas. 7 Y observando cómo escogían los primeros asientos a la mesa, refirió una parábola a los convidados, diciéndoles:
Palabra del Dia
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