United States or Oman ? Vote for the TOP Country of the Week !


Cinco minutos después ambos esposos estaban en el comedor riendo y bromeando con los tres o cuatro convidados que tenían. #Cómo alentaba a la virtud el señor duque de Requena.# A ver, a ver, explica eso. Señor duque, el negocio es clarísimo. Hoy he hablado con Regnault.

No obstante, cuando tropezaba con un personaje político de los que a él le convenía tener propicios, esta franqueza tomaba otro giro muy distinto y se transformaba en adulación y casi casi en servilismo. Mas esta farsa, aunque admirablemente desempeñada, no engañaba a nadie. El duque de Requena era tenido por un zorro de marca.

Algo más lejos está Manolito Dávalos, solo. Más allá Pinedo con algunos socios, entre los cuales sólo conocemos a Rafael Alcántara y a León Guzmán, conde de Agreda, por haber sido los de la fiesta nocturna en casa de la Amparo que tanto disgustó al duque de Requena.

Pues a no me cabe duda de que es verdad lo que dice Regnault. Es un ingeniero inteligente y práctico. Seis años ha estado explotando las de California. Además, el ingeniero inglés que ha ido con él asegura lo mismo. Los que así hablaban eran el duque de Requena y su secretario, primer dependiente o como quiera llamarse, pues en la casa no había apelativo designado para él.

En tal momento se alzó de su silla el médico de las minas, y después de pasear su negra mirada agresiva por los comensales, alzó una copa y dijo: El egregio duque de Requena nos acaba de decir, con una modestia que le honra, que el secreto de su fortuna estaba simplemente en el trabajo y la honradez. Permitidme que lo dude.

Dos lágrimas temblaron al fin en sus ojos y rodaron silenciosamente por sus mejillas marchitas. #Baile en el palacio de Requena.# Transcurrieron los días y los meses. Clementina pasó el verano, como siempre, en Biarritz. Raimundo la siguió, dejando a su hermana confiada a unos parientes, y regresó cuando aquélla a últimos de Septiembre.

Lo único que podía hacer era conducirla al Gobierno civil en vez de la prevención y detener el parte al juzgado algún tiempo. Pero el duque de Requena lo era. Por eso Rafael le dijo en voz baja a la Amparo: Mira, chica, lo mejor que puedes hacer es pasar un aviso a Salabert. Si no, estás perdida. Ya se habrá acostado. ¿Te encargas de llevárselo?

No sabemos lo que los salones de Requena ganaron en su aspecto moral con la marcha de María Estuardo; pero podemos afirmar que perdieron mucho en el estético. Porque, a la verdad, estaba lindísima. El baile tocaba a su fin. Comenzaron los preparativos para el gran cotillón. La muchedumbre se había aclarado un poco.

Amparo desdeñó el consommé; pero cuando trajeron unos filetes de boeuf macédoine se colmó de tal modo el plato que los amigos comenzaron a darse de codo y a reir. ¡Ah! ¿vosotros pensáis que soy una niña tísica de las que cantan La Stella confidente?... ¡Ya veréis, ya! Rafael sacó la conversación del duque de Requena, pero la Amparo cortó las bromas. Vamos, dejadle en paz.

Fayolle estuvo a punto de echarlo todo a rodar y desvergonzarse; pero se reprimió considerando que nada adelantaría: menos con llevar el asunto a los tribunales. ¿Quién iba a pleitear por quinientas pesetas y más con un personaje como el duque de Requena?