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Actualizado: 15 de junio de 2025
Saltó el de las ánimas, y dijo: -Cuatro ducados di yo a Flechilla, verdugo de Ocaña, porque aguijase el burro, y porque no llevase la penca de tres suelas cuando me palmearon. ¡Vive Dios! -dijo el corchete-, que se lo pagué yo sobrado a Juanazo en Murcia, porque iba el borrico con un paseo de pato y el bellaco me los asentó de manera que no se levantaron sino ronchas.
En cuanto al zapatero, que era de los más humildes, aguzaba el ingenio para que las piezas y medias suelas que ponía a los zapatos del Obispo estuvieran bien disimuladas. Pero, señor gritaba el ama de llaves, doña Úrsula, heredera en el cargo de doña Paula ; si usted pide milagros. ¿Cómo no se han de conocer las puntadas? Compre usted unos zapatos nuevos, como Dios manda, y será mejor.
Entonces sí que podré tener cuanto necesite y cuanto me agrade sin humillarme. Sacudiré la tierra que se haya pegado a las suelas de mis botas, y diré: «Ya no más, ya no más lodo de las calles». El cristal más puro no podrá compararse entonces a mi conciencia. »¿Pero podré levantarla con el peso de ciertas cosas de mi vida pasada... y presente?
Y crece de punto la perversidad, cuando Margarita, la candorosa y angelical Margarita, excitada por Fausto, y á fin de que su mamá no se despierte, la atiborra de bromuro de potasio, de opio, de láudano y de otros potingues narcóticos, hasta que acaba por matarla. A veces se diría que Fausto quiere á Margarita. A veces se diría que no la quiere y que es un ingrato y un galopín de siete suelas.
Vestía el caballero americana oscura y pantalón de cuadros, sombrero de copa, y los indispensables botines blancos cubriendo las botas holgadísimas, con suelas de un dedo de grueso. «¿Ha venido mi primo?» preguntó a Tom dándole las flores. El señor doctor está en la habitación de miss Guillermina. Dígale usted que estoy aquí.
Y Laura dijo lo que se sabía, habiéndolo oído contar en casa de su tía Viviana. Don Mariano Vázquez tuvo en sus mocedades una novia, a quien idolatraba... Pero ella, la muy picara, rompió un buen día el compromiso para casarse con su primo, un calavera «de siete suelas»... Don Mariano debía ser pues un hombre melancólico y escarmentado...
Tramposa, chalana... Te pateo la cara aunque me deshonre las suelas de las botas». Y tal esfuerzo hizo por desasirse, que a punto estuvo de lograrlo. Dos de ellas habían acudido a levantar a Aurora, que continuaba dando gritos de dolor. Si no se presentan Pepe Samaniego y un dependiente, sabe Dios la que se arma allí. «¿Qué es esto? ¿Qué ha pasado aquí? ¿Quién es usted? ¿Qué busca usted?».
Al mismo tiempo las panderetas repicaban débilmente y las castañuelas se entrechocaban bajito como los dientes del que tiene miedo.... Doña Dolores se incorporó con el entrecejo desapaciblemente fruncido. Esa Lola.... ¡Pues no las trae aquí mismo! ¿Por qué no las habrá dejado en la antesala? ¡Bonita me van a poner la alfombra! ¡A ver si os limpiáis las suelas antes de entrar!
Allen dijo que podíamos hacer unas a modo de suelas anchas para los pies, y al llegar a los pantanos sujetarlas como unas sandalias y buscar la parte más dura del cieno. Aceptada la idea, decidimos fabricarlas con unas tablas finas. Allen pidió al master madera para hacer dos cajas, una para él y otra para mí, para guardar nuestros efectos.
Es menester que lo sepas... Clarita me tiene embobado. Por ella, no más que por ella, aguanto á su madre. Lo que yo quería, como un bribón de siete suelas, es que se quedase por aquí... para ir á verla y para que ella me agasajase, como me agasaja ahora, cuando voy á casa de su madre, sirviéndome, con sus blancas y preciosas manos, jícaras de chocolate y tacillas de almíbar.
Palabra del Dia
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