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Actualizado: 14 de julio de 2025
Entra y sube a su cuarto, para escribir a madama Scott, diciéndole que por asuntos de servicio se ve obligado a partir al instante, y no podrá comer en el castillo; ruega a madama Scott presente sus respetos a la señorita Bettina. ¡Bettina! ¡Ah, cuánta pena le da escribir este nombre! Cierra la carta para enviarla más tarde.
Ruido de guerra: Josué viene con la Idolatría, que le ha anunciado la próxima derrota de los Amalecitas; vase á pelear, pero la Idolatría le ruega hipócritamente que la instruya en el dogma de un solo Dios, como Moisés se lo promete, pero con la reserva de conocerla y probarla más á fondo.
Al entrar en su parque, un grupo de alemanes estaba tendiendo los hilos de una línea telefónica. Acababan de recorrer las habitaciones en desorden y reían á carcajadas leyendo la inscripción trazada por el capitán von Hartrott: «Se ruega no saquear...» Encontraban la farsa muy ingeniosa, muy germánica. El convoy invadió el parque. Los automóviles y furgones llevaban una cruz roja.
28 de octubre. Con la mayor tristeza he vuelto a acompañar a mi Alfonso a Lyón. Mi madre me ruega, en todas las cartas que me escribe, que vaya a consolarla: se encuentra en Rieux, pequeño pueblo junto a Mont-Mirail. A su regreso ha encontrado todos sus asuntos tan embrollados, que la pobre está disgustadísima.
Por ella no es mejor la colección epistolar, limpia de las fútiles misivas á que Bermúdez de Castro se refiere, que repiten unos mismos conceptos rebuscados; por ella no está despojada de personales alabanzas, que por otro lado sirven grandemente á la pintura: la del docto amigo á quien ruega «pase los ojos por los renglones que le han caído de la pluma para esculpir en un reló destinado á Gonzalo, su hijo ;» la que anuncia un anillo de dos rengleras de diamantes á su mujer ; la de los retratos que se manda hacer .
Representaron la pieza dramática más impertinente que yo he visto en mi vida. He aquí su argumento: »Reunidos los caballeros de Santiago, se les presenta Nuestro Señor Jesucristo, y les ruega que lo reciban en su orden.
El argumento de la fábula es, en pocas palabras, el siguiente: Dos caballeros españoles, amigos, Don Jerónimo y Don Pedro, se encuentran tras larga separación en Zaragoza, en cuya ciudad se celebraban diversas fiestas, para solemnizar la vuelta á España de Carlos V. Don Jerónimo dice á su amigo, en confianza, que una dama, llamada Doña Violante, ha inflamado su corazón con un amor ardiente; pero que los celos le atormentan, sospechando, por algunos indicios, la existencia de un rival, que también la ama; finalmente, ruega á Don Pedro que le ayude á descubrirlo.
El señor doctor ruega a usted que entre en su casa: querría hablar primero con usted, pues tiene algo que decirle. ¿Es muy urgente lo que tiene que decirme? La vieja se asustó; creyó que a ella iba a incumbirle el cuidado de darle la penosa noticia. ¡Ah! ¡Qué sé yo! exclamó. No me ha dicho más que eso.
Vacila y tiene que apoyarse en una columna para no caer; y ruega a Franz Maas, que vuelve en ese momento con Gertrudis, que sirva de caballero a su cuñada por media hora porque tiene necesidad de salir, de respirar el aire puro... Sale a la noche clara y fresca, en contraste con ese local cálido, cargado de vapores, donde un par de arañas llenas de bujías esparcen un humo intolerable.
Tengo que hablar con V. ¿Puedo entrar? Entra, contestó el Comendador con bastante zozobra de que Lucía trajese malas noticias. La cara de Lucía estaba demudada. Los ojos algo encarnados, como si hubiesen vertido lágrimas. ¿Qué hay? dijo D. Fadrique. Que Doña Blanca está muy mala. Clara me escribe diciéndomelo, y me ruega que haga la caridad de ir á acompañarla. ¿Y se sabe qué tiene Doña Blanca?
Palabra del Dia
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