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Actualizado: 14 de junio de 2025
Acaeció que una mañana de los últimos días del mes de Agosto salió la condesa con sus hijos á solazarse á la pomarada, donde las espesas copas de los árboles brindaban sombra fresca y deleitable. Reclinada debajo de uno, sobre un almohadón que le trajo Pedro, miraba con semblante risueño corretear á los niños y divertirse con el Canelo.
Gallardo, siempre pálido y risueño, saludaba, repitiendo «muchas grasias», conmovido por el contagio del entusiasmo popular y orgulloso de su valer, que unía su nombre al de la patria. Una manga de «golfos» y greñudas chicuelas siguió al coche a todo correr de sus piernas, como si al final de la loca carrera les esperase algo extraordinario.
Eran ya las diez de la mañana, porque con aquello de lavarse bien se había ido bastante tiempo. Rosita tardó mucho en traer el agua, y Nicanora se había dado la inmensa satisfacción de ir a la compra. Todos los individuos de la familia, cuando se encontraban uno frente a otro, se echaban a reír, y el más risueño era D. José, porque... ¡si supieran!... iv
En cuanto salió el sol, el rey hizo llamar a Meñique delante de toda su corte. Y vino Meñique fresco como la mañana, risueño como el cielo, galán como una flor. Yerno querido dijo el rey, un hombre de tu honradez no puede casarse con mujer tan rica como la princesa, sin ponerle casa grande, con criados que la sirvan como se debe servir en el palacio real.
Soy risueño, despreocupado y franco: vivo sin misterios y tomo la vida tal como es. Allá en mis mocedades he leído mucho; pero una sola lectura me ha aprovechado de todas las que he hecho: ahí está junto a la cabecera de la cama: Rabelais. Cuando tengas mi edad y hayas corrido el mundo, verás que tenía razón: es el único libro que ayuda a bien morir, por eso lo abominan los jesuitas.
No tengo por qué dispensar a V. contestó Miguel, zafándose de sus brazos y mirándole entre risueño y admirado. ¡Y yo que pensaba que era V. mi rival! Le estuve a V. esperando más de dos horas: no quería marcharme a casa sin darle una satisfacción... He perdido la academia por ello. Lo siento mucho y se lo agradezco; pero no había necesidad. Ahora voy a pedir a V. un favor dijo vacilando un poco.
Además, un rostro sereno, risueño, una palabra cortés, indican en cualquier estado, cuando no es hipocresía, un corazón bondadoso. Levantó la mirada húmeda hacia mí, diciendo con graciosa severidad: Mire que las religiosas no podemos escuchar requiebros: ya se lo he dicho.
Aquel ser misterioso, risueño y juguetón sólo se presentaba una vez en el camino. Había que cerrar los ojos y seguirle agarrado a la mano de la mujer que ofrecía.
Gozándose él en aquel asombro risueño, le contó: Anoche te salvé; te redimí; te traje conmigo a la paz y al amor, ¿no te acuerdas?... Aquí está la primavera, vestida de galas para ti...; aquí está mayo, loco de alegría, lleno de rosas...; aquí está la mañana de mi esperanza.... Carmen, ¡acuérdate!: ha salido el sol.... Dios te mira y te sonríe y te ofrece la felicidad...; ya se acabaron las sombras de tus penas..., ya toda la vida para ti es luz....
Era una pieza humildísima, sin duda alguna, pero limpia como una patena, y lo que más me atrajo fue el risueño aspecto de su balcón.
Palabra del Dia
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