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Viendo, pues, que no parecía, dijo el regidor que le había visto al otro: ''Mirad, compadre: una traza me ha venido al pensamiento, con la cual sin duda alguna podremos descubrir este animal, aunque esté metido en las entrañas de la tierra, no que del monte; y es que yo rebuznar maravillosamente; y si vos sabéis algún tanto, dad el hecho por concluido''. ¿Algún tanto decís, compadre? -dijo el otro-; por Dios, que no la ventaja a nadie, ni aun a los mesmos asnos''. ''Ahora lo veremos -respondió el regidor segundo-, porque tengo determinado que os vais vos por una parte del monte y yo por otra, de modo que le rodeemos y andemos todo, y de trecho en trecho rebuznaréis vos y rebuznaré yo, y no podrá ser menos sino que el asno nos oya y nos responda, si es que está en el monte''. A lo que respondió el dueño del jumento: ''Digo, compadre, que la traza es excelente y digna de vuestro gran ingenio''. Y, dividiéndose los dos según el acuerdo, sucedió que casi a un mesmo tiempo rebuznaron, y cada uno engañado del rebuzno del otro, acudieron a buscarse, pensando que ya el jumento había parecido; y, en viéndose, dijo el perdidoso: ¿Es posible, compadre, que no fue mi asno el que rebuznó? ''No fue, sino yo'', respondió el otro.

Yo creo que mañana o esotro día han de salir en campaña los de mi pueblo, que son los del rebuzno, contra otro lugar que está a dos leguas del nuestro, que es uno de los que más nos persiguen: y, por salir bien apercebidos, llevo compradas estas lanzas y alabardas que habéis visto.» Y éstas son las maravillas que dije que os había de contar, y si no os lo han parecido, no otras.

Capítulo XXV. Donde se apunta la aventura del rebuzno y la graciosa del titerero, con las memorables adivinanzas del mono adivino No se le cocía el pan a don Quijote, como suele decirse, hasta oír y saber las maravillas prometidas del hombre condutor de las armas.

Un asno, que arrimaba su hocico a una puertecita vieja, que debía de ser la de la cuadra, rebuznó, y su grito antipático y discordante estremeció el aire dormido y turbó con furia la paz y el silencio del corral. Pedile a Paca algunos informes acerca de este, y me dijo que había en él más de cuarenta salas, y que en algunas de ellas vivían dos o tres familias.

Y hay más: que no parece sino que el jumento entendió lo que Sancho dijo, porque al momento comenzó a rebuznar, tan recio, que toda la cueva retumbaba. ¡Famoso testigo! -dijo don Quijote-. El rebuzno conozco como si le pariera, y tu voz oigo, Sancho mío. Espérame; iré al castillo del duque, que está aquí cerca, y traeré quien te saque desta sima, donde tus pecados te deben de haber puesto.

Dieron en ello los muchachos, que fue dar en manos y en bocas de todos los demonios del infierno, y fue cundiendo el rebuzno de en uno en otro pueblo, de manera que son conocidos los naturales del pueblo del rebuzno, como son conocidos y diferenciados los negros de los blancos; y ha llegado a tanto la desgracia desta burla, que muchas veces con mano armada y formado escuadrón han salido contra los burladores los burlados a darse la batalla, sin poderlo remediar rey ni roque, ni temor ni vergüenza.

Capítulo XXVII. Donde se da cuenta quiénes eran maese Pedro y su mono, con el mal suceso que don Quijote tuvo en la aventura del rebuzno, que no la acabó como él quisiera y como lo tenía pensado

¡Repóblica puerca, repóblica cochina! rebuznó Platón, dando en la mesa un porrazo tan recio, que todo el ventorro tembló. Porque todo se puede conllevar dijo Ido bajando la voz lúgubremente , menos la infidelidad conyugal.

Quedó pasmado don Quijote, absorto Sancho, suspenso el primo, atónito el paje, abobado el del rebuzno, confuso el ventero, y, finalmente, espantados todos los que oyeron las razones del titerero, el cual prosiguió diciendo: -Y , ¡oh buen Sancho Panza!, el mejor escudero y del mejor caballero del mundo, alégrate, que tu buena mujer Teresa está buena, y ésta es la hora en que ella está rastrillando una libra de lino, y, por más señas, tiene a su lado izquierdo un jarro desbocado que cabe un buen porqué de vino, con que se entretiene en su trabajo.

Comparito dijo otra voz dirigiéndose al orador ¿todo ese enfao es verdá o conversasión? Señores exclamó volviéndose a todos lados, un diarista almibarado, peli-crecido y amarillento estos escándalos no son propios de un pueblo culto. Aquí se viene a oír y no a gritar. Camaraíta preguntole con sorna un viejo chusco que allí cerca había eso que osté ha dicho ¿es jabla o rebuzno?