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La ingenuidad de aquel americano resultaba discordante con las sutiles hipocresías de la sociedad en que vivía, y cuando hablaba, sin cuidarse de las protestas ni de las exclamaciones de las damas, se hubiera dicho que estaba tirando pistoletazos en una pajarera. Era tan rico, que en todas partes se le acogió con entusiasmo. El gran mundo parisiense no está ya cerrado como en otro tiempo.

Aquello era un ruido espantoso, discordante, que dominaban con notas sobreagudas los «¡yu, yu, yude las mujeres árabes de un aduar vecino que acudieron corriendo. Parece ser que en ocasiones un gran ruido, un estremecimiento sonoro del aire, aleja la langosta y le impide descender. Pero, ¿dónde estaban esos terribles insectos?

Mucho más modernas las ballenas, encontraron un agua purificada, el mar libre y el globo tranquilo. Este había soñado su antiguo sueño discordante de los lagartos-peces, los dragones alados, el pavoroso reino de los reptiles: salía de la niebla siniestra para penetrar en la amable aurora de las concepciones armónicas. Nuestros carnívoros aun no habían nacido.

La música era un poco discordante; pero Migajas, en la exaltación de su espíritu, la hallaba encantadora. No es necesario decir que la Princesa bailó con nuestro héroe. Las otras damas tenían por pareja á militares de alta graduación, ó á soberanos que habían dejado sus caballos á la puerta.

Quería esconderse, esperarla, escuchar cómo se acercaba desde lejos el coche que la traía, oír el ruido de sus pasos, el crujir de su falda en las salas contiguas, y verla entrar por fin, como presa ofrecida al apetito brutal de sus sentidos. De pronto alzó los ojos, y en la luna del espejo vio reproducida su figura sombría y triste como una nota discordante con cuanto le rodeaba.

Una sola nota discordante resaltaba en su traje, un detalle cursi, cursísimo, que sólo pudiera concebirse en algún peluquero afamado o en algún cantante italiano de segundo orden: la cintita amarilla y blanca que asomaba por el ojal de su americana de viaje.

Apenas había chicuelo que no fuese obsequiado por sus padres o por los amigos de sus padres con un pito, con una trompeta o con un tambor. Y como casi todos desplegaban en seguida su capacidad musical en los instrumentos que les habían mercado, el aire resonaba con marcial y alegre, aunque algo discordante armonía.

Todavía recuerdo con escándalo el gesto irreverente y volteriano con que el doctor Vélez se burlaba de ti una noche, dando la nota discordante en toda tu generación literaria. Yo sostengo y sostendré siempre que has hecho a muchos de nuestros poetas: y bastaría reflexionar un poco para notar que todas las manifestaciones sociales se parecían a ti en aquellos días.

De ese modo se produce un laberinto de construcciones empatadas unas en otras, y el barrio entero no es otra cosa que una estratificacion discordante, ó un monton de peñascos artificiales habitados como cavernas. Friburgo posee unos 10,400 habitantes, de los cuales cerca de 600 son reformados y los demas católico-romanos.

¡Olé, Chiquito! gritaron agitando sus manos cargadas de pedrería. ¡Haup!... ¡haup! Y en discordante coro juntaban sus voces á las de los dos vizcaínos que servían de auxiliares á su barrenador.