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Actualizado: 11 de octubre de 2025


La gracia y la quietud que ella derramaba de su urna de ébano sobre la tierra, triunfaban de la prosa flotante sobre las cosas dispuestas por manos de los hombres. Sólo estorbaba para el éxtasis la presencia de la multitud. Un soplo tibio hacía estremecerse el ambiente con lánguido y delicioso abandono, como la copa trémula en la mano de una bacante.

Tambien compuso Henriquez Gomez en loor de la quietud i vida de la aldea la oda siguiente: Cuando el Enero helado me coge en esta sierra, miro luego el humo idolatrado de mi santa cabaña, cuyo fuego, aun de léjos mirado, me sirve de consuelo y de sagrado.

Poco á poco, influenciado por la quietud montaraz y bravía de la región vasca, el poeta fué empapándose de todos los colores, de todos los gritos de la naturaleza, que habían de vibrar más tarde en las estrofas del extraño poema que iba componiendo.

Despues de arrestado el principal rebelde, su muger, sus hijos y la mayor parte de sus gefes principales, parece debia esperarse una crisis favorable, que restableciese en su antigua quietud los ánimos alterados de aquellos naturales: pero lejos de esto, se puede asegurar empezó de nuevo y con mas ligereza la rebelion, porque habiendo logrado la fuga Diego Cristóval Tupac-Amaru, medio hermano de José Gabriel, Mariano Tupac-Amaru, su hijo, Andres Noguera, y Miguel Bastidas sus sobrinos, por haber seguido diferente camino que los demas, consiguieron felizmente libertarse y establecer su residencia en la provincia de Azangaro, que continuó ciegamente á su devocion, con las circunvecinas de la Paz, y las del Collao, formando considerable partido para sostener sus ideas.

Pues bien; te embolsas tu herencia y sigues, con tu marido, en la esfera de modestia, quietud y desahogo en que todos vivimos. ¿No quieres? ¿No aceptas mi plan? No lo acepto, no dijo Isidora de muy mal humor . Es un plan tonto. ¡Ah mimosa! ¿Sabes lo que debo yo hacer, en vista de tu rebeldía?

Toda la venta estaba en silencio, y en toda ella no había otra luz que la que daba una lámpara que colgada en medio del portal ardía. Esta maravillosa quietud, y los pensamientos que siempre nuestro caballero traía de los sucesos que a cada paso se cuentan en los libros autores de su desgracia, le trujo a la imaginación una de las estrañas locuras que buenamente imaginarse pueden.

En la quietud calma de la hora el poeta relee sus poemas, y con sus ojos, que parecen gemas, los negros signos que escribió devora. De la lectura de sus versos goza besando aquellos que le mienten gozo, y ante los tristes con pesar solloza poniendo el alma toda en un sollozo. Una ténue sonrisa se dibuja en sus pálidos labios sensuales al murmurar sus rimas musicales;

Sobre las nubes grises ningún ave tendía las alas. Había una infinita melancolía de desierto en la mansedumbre apacible del atardecer. Se apagaba el día en una quietud, en una soledad como de tumba sin flores ni plegarias. El cielo, bajo, inmóvil, deslucido, daba la impresión indecisa de un alma sin anhelos, de un corazón sin latidos.

El príncipe adivinó lo que pensaban ella y su amigo, lo que tal vez diría Castro si osaba hablarle de Alicia. «Acababa de perder á su amante, y mientras lo lloraba con una vehemencia teatral, se iba preparando otro, igualmente joven... Un verdadero crimen; porque el pobre Martínez estaba condenado á morir, y sólo prolongaba sus días gracias á una absoluta quietud.

A todas estas el cajón del dinero no se abría ni una sola vez, y a la vara de medir, sumida en plácida quietud, le faltaba poco para reverdecer y echar flores como la vara de San José. Y como pasaban meses y meses sin que se renovase el género, y allí no había más que maulas y vejeces, el trueno fue gordo y repentino.

Palabra del Dia

mármor

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