Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 20 de mayo de 2025


»No obstante, tu Magdalena ha crecido, su espíritu se ilustra, su imaginación se ensancha y te entiende cuando le hablas de los poetas, de los campos, de Dios Todopoderoso. Empieza a quererle de otro modo que por el solo instinto, y empieza a oírse a su paso un lisonjero rumor de alabanzas que su hermosura y gentileza arrancan a quien le ve.

Pero cultivaba su amistad comprendiendo que en todo momento podría confiar en los buenos oficios de su discreción y de su bondad. Ahora la divertía el tono afectado con que le reprochaba sus inconsecuencias con Muñoz. ¿Me prometes insistía ser leal, quererle de verdad, prodigar en este amor tu corazón? Te prometo respondió Adriana imitando su énfasis no traicionarle jamás, prodigarle mi corazón.

Bajó la escalera y entró en la sala, donde encontró a la sirvienta, la que le dijo que la señora estaba ya levantada e iba a bajar en seguida. Se dejó caer en una silla, angustiado de nuevo por sus terribles perplejidades. Todavía quedaba cierta duda en su espíritu. El aya no podía quererle mal, y sin duda no se había dado cuenta de las consecuencias de lo que iba a hacer.

Fortunata no se atrevió a responder claro. Le parecía mucho lo que el eclesiástico proponía. Recortándolo algo se podía aceptar. «Puedo llegar a quererle con el trato...». Perfectamente... Porque es preciso que usted se fije bien en una cosa: eso de la ilusión es pura monserga, eso es para bobas.

Una cosa me agrada de él... para que veas que todo no ha de ser malo... Quiere mucho a mi Joaquín, lo acaricia, le cuenta cuentos, lo pone a cabalgar sobre sus rodillas, le lleva dulces y juguetes... Esto sólo hace que le respete y le estime un poco, ya que no pueda de ningún modo quererle ni estimarle. JOAQUÍN. Has hecho de él la gran pintura.

Este muchacho, a pesar de su ligereza y de las tonterías que sus pocos años le obligaban a cometer, era tan afectuoso, que había llegado a quererle de veras. Su casamiento debía realizarse pocos días después. Quedamos citados para París, adonde yo pensaba dirigirme. Nuestro viaje no tuvo incidente alguno, fuera de esos pormenores propios del caso, que tantas veces los novelistas han contado.

Ahora la idea era ésta: «Puesto que él no me quiere, yo no debo quererle á él». Y de tal manera se imprimió en su cerebro que ya no volvió á sentir vacilaciones. Su amor hizo crisis. Desde aquel punto quedó irrevocablemente tomada su resolución.

Es que las ha sorprendido usted en el momento de la conferencia. Estoy seguro de que nada malo le sucederá... Fernanda le quiere a usted... Me consta. ¡Oh, no! exclamó el apasionado joven. ; le quiere a usted, hombre... Ya verá usted. Estuve por decirle: «¿Cómo no ha de quererle, siendo vieja y fea y no teniendo a nadie que la mire a la caraPero me contuve.

"¿Y este muchacho, pensaba Adriana, este muchacho tan elegantón y tan absolutamente seguro de mismo escribía las cartas divinas que dice Camucha? ¿Es posible concebirle protagonista de la novela de amor interrumpida por Zoraida?" Echó involuntariamente una ojeada a Laura, y en el fondo de su dulce y noble mirada, leyó en seguida: "¿Comprendes, ahora, que no podría volver a quererle?"

Sería su esclavo, la alfombra en que pondría sus pies; el perro, siempre tendido ante ella, con la mirada ardiente de la eterna fidelidad, acabaría por quererle, si no por amor, por gratitud y por lástima. Y al hablar así, acercaba su rostro al de Leonora, buscando su imagen en el fondo de los ojos verdes; oprimía su brazo con la fiebre de la pasión.

Palabra del Dia

ancona

Otros Mirando