Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 20 de octubre de 2025
Por encima de las techumbres de los almacenes vió un patio donde estaban puestas á secar enormes cantidades de carne convertida en cecina. A puñados arrebató esta reserva alimenticia, arrojándola en el cesto que había sacado del bote. También limpió otro patio de los víveres que guardaba formando montones, y los depositó en el mismo cesto sin ningún orden.
Después de vacilar mucho, ardiendo en deseos de oírnos pregonados por las calles, nos decidimos a darlo de balde, «aunque sólo por una vez;» los chicos, tomando los puñados de ejemplares que yo les repartía embargado de emoción, se echaron a correr gritando: «El primer número de La Abeja, periódico científico y literario, a dos cuartos».
Mientras estudió la segunda enseñanza en el colegio de Masarnau, donde estaba a media pensión, su mamá le repasaba las lecciones todas las noches, se las metía en el cerebro a puñados y a empujones, como se mete la lana en un cojín.
La frente arrugada, los ojos serios, volvió a pasar el puente y marchó por el monte a paso más vivo. Los árboles se hicieron cada vez más raros y más bajos, la maleza obstruía los senderos. En algunos sitios libres crecían el tomillo y el romero. Acometida de un fuerte enternecimiento al recuerdo de su marido arrancó algunos puñados y se los llevó a la nariz con los ojos mojados de lágrimas.
Los transeuntes se arremolinaban impidiendo el paso de los carruajes. El grupo de mujeres de la jardinera alcanzó una ruidosa ovación. ¡Viva la sal de la tierra! ¡Vivan las mujeres castizas! ¡Vivan los novios! ¡Vivan los padrinos! El señor Rafael, entusiasmado, arrojaba puñados de almendras y monedas de cinco céntimos á los chicos.
Mucho traje, mucha palabra, polvos y pinturas a puñados... No es que yo diga que sea fea, no señor; ¡pero hijo, poco necesitas para volverte loco; las sobras de los demás!...
Por detrás de él Gloria me solía hacer mil muecas, poniéndome en grave peligro de perder la serenidad y echarlo todo a rodar. Dos veces, en el espacio de ocho días, me invitaron a comer. Los manjares predilectos de aquellos seres eran tan extravagantes como ellos. Don Oscar cogía a puñados los berros y se los metía en la boca y los rumiaba como un buey. Además, hacía uso inmoderado del vinagre.
Cuando media hora después entraba solo por el postigo del bosque en la huerta, lo primero que vio fue a la Regenta metida en el pozo seco, cargado de yerba, y a su lado a don Álvaro que se defendía y la defendía de los ataques de Obdulia, Visita, Edelmira, Paco, Joaquín y don Víctor que arrojaban sobre ellos todo el heno que podían robar a puñados de una vara de yerba, que se erguía en la próxima pomarada de Pepe el casero.
Con sus alpargatas blancas, la camisa sin corbata y el sombrero echado atrás, entraba en cafés y sociedades, siendo recibido con grandes extremos de amistad. En el Casino le admiraban los señores al ver cómo sacaba tranquilamente de sus bolsillos los billetes de Banco a puñados.
Ves esos individuos, ¿qué hacen? pasar el tiempo lo mejor posible. ¿Ves aquel que lleva una esportilla? ¿qué ha hecho en la media hora que llevamos aquí? casi nada. ¿Qué ha hecho aquel otro que tiene por toda herramienta de trabajo una caña afilada? remover dos puñados de tierra y levantar un poco de polvo. ¿En qué se han ocupado aquellos otros, que no tienen herramienta alguna? en extender con los pies un poco de arena. ¿Es esto trabajo, es esto beneficio?
Palabra del Dia
Otros Mirando