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Se bate muy bien y se pone en el baño maría y se tiene tres horas justas. FLAN DE ALMENDRA. Se confecciona como el anterior, poniendo almendras tostadas en lugar de avellanas.

Por lo demas, este distrito cuenta con las mismas producciones que Tumupaza, habiendo de particular en él, un árbol gigantesco, que produce cierta especie de almendras contenidas por grupos en una cáscara muy gruesa.

Y sobre este organismo supremamente distinguido un rostro alargado por el mentón en punta, con un pequeño redondel rojo, la boca; dos almendras enormes y negras, los ojos; dos tirabuzones sobre las orejas iguales á las patillas de un «toreador», y una torre de pelo mixto, con rizos propios y ajenos. La Venus moderna, tal como la adora en sus geniales ensueños un iluminador de figurines.

Entre tanto, la tía María decía a Momo: Menéate, ves al lugar y tráeme un jamón de en casa del Serrano, que me hará el favor de dártelo añejo, en sabiendo que es para un enfermo; tráete una libra de azúcar y una cuarta de almendras. ¡Eche usted y no se derrame! exclamó Momo , y eso, ¿piensa usted que me lo den fiado, o por mi buena cara?

Se baten mucho las yemas con el azúcar, se mezclan las almendras, limón y canela, y, por último, las claras, batidas a la nieve. Se engrasa el molde con mantequilla y se cuecen al baño maría.

En los balcones de las casas se apiñaban lindas muchachas de ojos negros para ver desfilar los coches ocupados por jóvenes enmascarados que les arrojaban puñados de almendras, anises y caramelos.

ROSCAS DE ALMENDRAS. Para una libra de almendras, una de azúcar, cinco claras, un poco de canela molida y raspadura de limón. Se amasa todo bien, y después se echa en la máquina, y salen las roscas hechas, naturalmente, y luego se cuecen.

GALLINA EN PEPITORIA. Limpia y preparada en trozos, se pone con manteca, cebolla, ajo, perejil, todo bien frito, en la sartén; se pone en una cazuela. Se machacan almendras, que se deslíen con caldo y se pone con todo esto vino blanco y el caldo necesario para cocer más de tres horas. Cuando está hecha se pasa la salsa, y al tiempo de servirla se espesa con yema de huevo.

Rompían las guitarras en melancólico rasgueo, daba el novio su mano a la novia para que se levantase entre el crujir de las almendras aplastadas por sus pies, y comenzaban a bailar, colocando ella su corona sobre la cabeza del marido.

Luego hizo de memoria diferentes cálculos y operaciones, que aun para los más peritos no son coser y cantar. Uno de aquellos maestrazos, queriendo apurarle, le echó el cálculo de radicales numéricos, y como si le hubieran echado almendras. Lo mismo era para él la raíz enésima que para otros dar un par de brincos.