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Actualizado: 28 de junio de 2025
Que si era yo la primera cocinera de toda la Europa... que si por vergüenza no se chupaban los dedos... ¿Y después? Una pepitoria que ya la quisieran para sí los ángeles del cielo. Luego, calamares en su tinta... luego...
Bueno: pues aquella noche pidió al chico relación completa de lo que había, y mostrándose indeciso, como persona desganada que no encuentra manjar bastante incitante para despertar su apetito, se resolvió por la pepitoria. «¿Le duelen a usted las muelas, Sr. de Ponte? preguntole el chico, viendo que no se quitaba el pañuelo de la cara. Sí, hijo... un dolor horrible.
Estaban todos los agujeros poblados de brújulas; allí se veía una pepitoria, una mano y acullá un pie; en otra parte había cosas de sábado: cabezas y lenguas, aunque faltaban sesos; a otro lado se mostraba buhonería: una enseñaba el rosario, cuál mecía el pañizuelo, en otra parte colgaba un guante, allí salía un listón verde.
GALLINA EN PEPITORIA. Limpia y preparada en trozos, se pone con manteca, cebolla, ajo, perejil, todo bien frito, en la sartén; se pone en una cazuela. Se machacan almendras, que se deslíen con caldo y se pone con todo esto vino blanco y el caldo necesario para cocer más de tres horas. Cuando está hecha se pasa la salsa, y al tiempo de servirla se espesa con yema de huevo.
Pronto se hace la lista: pollos asados, fritos, en pepitoria, estofados, con guisantes, con cebollas, con patatas y con huevos; aplíquese el mismo sistema a la carne, al puerco, al pescado y al cabrito. Así, sin calentarse los cascos, presenta cualquiera veintiséis variados manjares.
Puede espesarse con yema de huevo, como en la pepitoria, o servirla con la salsa pasada. GANSO A LA INGLESA. Se asa el ganso envuelto en tocino; se trincha, quitando primero los muslos y luego el estómago en tres partes, se coloca en una fuente con los dos muslos encima, se cubre con substancia de carne, y se sirve, rodándolo con un buen jugo y cubierto de picatostes.
Petra, el ama de llaves, hizo milagros en aquellos dos días. ¿Qué pavos rellenos, qué cocido con morcilla, chorizo, embuchados y morcones, qué tortillas con espárragos trigueros, qué platazos de pepitoria, qué menestras de cardos, morrillas y guisantes, qué jamón con huevos hilados, qué tortas maimones, y qué deliciosas alboronías, picantes salmorejos, frescos gazpachos y ensaladas, y variados arropes y almíbares, no condimentó o presentó en la mesa de su amo?
La sopera, llena hasta los bordes, era poco menor que un barreño; las fuentes del potaje podían servir de barcas en caudaloso río; el primer principio se componía de más de media arroba de carne guisada; y cuando llegó el gallo en pepitoria, héroe del banquete, acompañábanle, para hacerle honor, cuatro capones.
Doña Clara decía: ¡Este sí que se puede decir cabello de oro! ¡Estos sí que son ojos de esmeraldas! La señora su vecina la desmenuzaba toda, y hacía pepitoria de todos sus miembros y coyunturas. Y llegando a alabar un pequeño hoyo que Preciosa tenía en la barba, dijo: ¡Ay, qué hoyo! En este hoyo han de tropezar cuantos ojos le miraren.
Lo que es el chaud-froid, por culpa de la gelatina que le envolvía y por lo frío que estaba, le dio mucho asco y no consintió en llevársele a la boca. Don Ambrosio perdió con esto los estribos; no acertó a contenerse y deploró en mi presencia con acerbas frases la ingénita ordinariez de su hija, que no gustaba sino de alboronía, chanfaina, pepitoria y sobrehúsa de bacalao.
Palabra del Dia
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