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Actualizado: 10 de junio de 2025
Te juro interrumpió él con acento solemne , que nunca te abandonaré..., y si algún día eres libre..., en fin, ya hablaremos. Pretendió ir por la calle de Bailén abajo para prolongar el paseo, mas Cristeta le hizo volver. Vámonos, tengo prisa decía ; acompáñame hasta pasado el Viaducto. Como quieras; pero ¿te arrepentirás de lo dicho?
El corazón dió en decirle que encontraría buenas noticias, el enfermo aliviado, la cara de Rufina sonriente al abrir la puerta; y en su impaciencia loca, parecíale que el carruaje no se movía, que el caballo cojeaba y que el cochero no sacudía bastantes palos al pobre animal.... «Arrea, hombre. ¡Maldito jaco! Leña en él le gritaba. Mira que tengo mucha prisa.»
El general que acompañaba antes al ministro de Gracia y Justicia invitábale muy finamente a una cacería en sus tierras de Pardillo; era Grande de España, y llamábanle en Palacio el cuclillo indicador, por ser siempre el primero en adivinar la mata por donde había de saltar un ministro. Nevaba furiosamente, y angustiado Fernandito, daba prisa por marcharse.
Lo que nunca quiso hacer, y de ello me acuso sinceramente, fué borrar de mi memoria el recuerdo de Matilde, la dulce niña de mi primer amor. Pero ¡ah! yo aliviaría las penas de mi amada, desvanecería sus tristezas, le escribiría larguísima carta, y pronto estos, temores quedarían disipados. Me vestí de prisa y me lancé a la calle.
Los transeúntes cruzaban por la acera muy de prisa, armados de paraguas e impermeables, chapalateando sobre el fango, que salpicaba las sayas remangadas de las mujeres, los pantalones recogidos o las altas botas de los hombres.
Tuvo instantes en que, olvidándose del plan trazado, las ideas acudieron en tropel a su imaginación y las palabras se agolparon a sus labios en frases exentas de unción sagrada, faltas de poesía y desnudas de belleza. Tenía prisa por llegar a mostrar su ardor en defensa de la fe.
Vamos, señora Bonnivet dijo bruscamente a la tía, que entraba en aquel momento en el gabinete; ayude usted a vestir a su sobrina; póngala lo que tenga más elegante, más nuevo y más rico. Gracias al Cielo y al señor Conde, no le faltan trajes lindísimos. Bien, bien; despáchese, que tenemos prisa.
En los demas pueblos del Uruguay, como avisase el posta que poco antes habia enviado y ya estaba de vuelta, que no habia rumor, ni se sentia el enemigo, se daban prisa para esperarlo los escuadrones de los otros pueblos.
Ahora mandaré un hombre a que recoja mi equipaje. Me voy, porque tengo prisa dije. Bueno, bueno me contestó el patrón. Fuí saltando de barca en barca hasta ganar las escaleras del muelle. Estaba desierto. Yo sentía una gran angustia. Al pasar por el taller de tornero de Zelayeta encontré a mi amigo; le cogí del brazo y le pregunté lo que se decía en el pueblo de Mary y de Machín.
Llegó el médico a toda prisa, llamado poco antes, y al saber la caída de por la mañana y después de reconocerle, hizo un siniestro pronóstico: aquello era un ataque cerebral, efecto de la caída, y si volvía en sí del primero, no tardaría en sucumbir al segundo. Las damas, muy sobrecogidas, no se atrevían a salir del cuarto y mucho menos a ver al enfermo.
Palabra del Dia
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