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Actualizado: 15 de junio de 2025
Esos millones nunca llegarían al Tesoro imperial. Se quedarían en los bolsillos insondables de las clases directoras; serían disipados en plantar jardines, coleccionar porcelanas, alfombrar salones y vestir de seda a las concubinas: no alimentarían una sola piedra de los caminos públicos... Irían a enriquecer la orgía asiática.
Lo que nunca quiso hacer, y de ello me acuso sinceramente, fué borrar de mi memoria el recuerdo de Matilde, la dulce niña de mi primer amor. Pero ¡ah! yo aliviaría las penas de mi amada, desvanecería sus tristezas, le escribiría larguísima carta, y pronto estos, temores quedarían disipados. Me vestí de prisa y me lancé a la calle.
A esta fatalidad sobrevinieron otras, cuales fueron la de haberlos cargado el enemigo, haberse pegado fuego á la pólvora que tenian, y caídoles un lienzo del edificio en que se alojaban: y muertos unos, otros abrasados, y no pocos envueltos en la ruina de la pared, fueron todos consumidos y disipados, y el rebelde se aprovechó de las armas de fuego y blancas, reforzándose con los despojos de sus mismos enemigos.
Busqué, en vano, con la vista el jardín donde aquellos tristes amores habían comenzado, busqué el palacio del noble poeta. ¡Cuánta alegría desvanecida! ¡Cuánta actividad aniquilada! ¡Cuánta palabra de amor, cuánta lágrima, cuánto afán, cuánto suspiro disipados para siempre! ¿Para siempre? ¿Por qué?
Yo te concedo, en atención a tus altos méritos y servicios dijo con solemnidad , esta bonita condecoración, que vale mil veces más que la que tiene don Andrés, y te declaro mi caballero y gran cruz de la orden de los celos disipados. Por eso es azul el listoncillo, como las flores del romero.
Los que les han hecho rostro han sido disipados con la misma presteza que el águila suele desbaratar una bandada de palomas. Aprestad las armas i los caballos, empuñad los áceros, volemos al campo de los árabes, atrepellemos sus escuadrones i hagamos en ellos horrible i espantosa matanza.
Entre los maizales brillan las luces de la Santa Compaña. El Caballero siente erizarse los cabellos en su frente, y disipados los vapores del mosto. Se oyen gemidos de agonía y herrumbroso son de cadenas que arrastran en la noche oscura, las ánimas en pena que vienen al mundo para cumplir penitencia. La blanca procesión pasa como una niebla sobre los maizales.
Por más que esto le dejase un poco despechado, no lo manifestó; estaba acostumbrado ya a ver a Miguel meterse en la cabeza los libros rápidamente; por otra parte, el hijo del brigadier tenía la delicadeza de no comentar el asunto de las notas y darle muy poca importancia. En el curso siguiente Miguel dejó la compañía del teniente y sus disipados amigos y se aplicó de todas veras al estudio.
Mis recelos y temores de que el secreto había sido obtenido por medios infames, han quedado, al fin, enteramente disipados; y la mancha que pesaba sobre la memoria de mi pobre padre ha desaparecido. ¿Y el misterio de su muerte? le dije, asombrado de esta notable revelación de estratagemas y de engaños. ¡Ah! suspiró, he cambiado de opinión.
Palabra del Dia
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