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Ni la inscripción del festín de Baltasar, ni la rota de Roncesvalles, ni la capitulación de Sedán, produjeron tanto efecto como el que originaron las anteriores palabras. Un silencio de muerte invadió el salón, y las lágrimas se agolparon á los ojos.

Aquello le parecía un sueño. ¿Su viaje á Madrid había sido cosa real ó visión percibida en aquel calabozo? Los pensamientos que en desorden y confusamente se agolparon en la mente del joven, no son para referidos. El primer sentimiento que en él se manifestó, fué una gran compasión de si mismo, que emanaba de la ridiculez con que los hechos anteriores le presentaban á sus propios ojos.

Habia salido de Milan á las seis de la mañana, entré en Novara á las dos de la tarde. Inmediatamente se agolparon á mi cabeza todos los recuerdos de Cárlos Alberto, y solo así me interesó Novara, que en verdad tiene poco que ver.

Subid por el tapial, y de allí por el abedul tomad tierra: catad de non caer, e si caedes catad de lastimaros razonablemente e nada más." Tres veces se le agolparon lágrimas de gozo a los ojos de aquel menguado lector, compañero tuyo en aquel trance de lición, ¡oh, benévolo leyente!, e tres veces suspiró e desahagóse el pecho.

Y su veneración á los poderosos le hacía considerar las injurias contra el admirado personaje con más vehemencia que si fuesen dirigidas á su propia familia. Una noche, estando en el comedor, abandonó su mutismo trágico. Varios sarcasmos dirigidos por Desnoyers contra el héroe agolparon las lágrimas en sus ojos.

Al decir estas palabras tan llenas de recuerdos para él, las lágrimas se agolparon á sus ojos. ¡Ah! señor Cristián, exclamó el criado conmovido. Nuestro Jacobo no le hará á usted compañía como en otro tiempo... Pero creo que no le ha olvidado usted y que le quiere todavía... ¡Oh! Bien pensaba yo que era imposible que hubiese abandonado á su amigo como los otros... No, Giraud, no le he abandonado.

continuó el militar: no es á á quien debe usted este favor; es á una persona que debe de querer á usted mucho, según las apariencias. Lázaro iba á pronunciar el nombre de Clara; pero se contuvo, porque multitud de pensamientos que se le agolparon á la imaginación, le hicieron detener un buen rato fija la vista en el militar.

A los pocos minutos sonó en el piso bajo un magnífico piano de cola que el comisario no había podido llevarse por la oposición del general. La voz de éste se elevó sobre el sonido de las cuerdas. Era una voz de barítono algo opaca, pero que comunicaba un temblor apasionado á su romanza. El viejo se sintió conmovido; no entendía las palabras, pero las lágrimas se agolparon á sus ojos.

Tuvo instantes en que, olvidándose del plan trazado, las ideas acudieron en tropel a su imaginación y las palabras se agolparon a sus labios en frases exentas de unción sagrada, faltas de poesía y desnudas de belleza. Tenía prisa por llegar a mostrar su ardor en defensa de la fe.

Ya no vivirían juntos como pensaban; otra vez volvería a luchar por una miserable plaza en cualquier ministerio, sin saber cuándo la lograría. Las lágrimas se agolparon a sus ojos y sollozó amargamente un buen rato. El ruido de unos pasos precipitados le obligó a levantar la cabeza.