United States or Cocos Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Su desprecio por los homenajes se los atraía más que a nadie y una palabra de aprobación o un gesto benévolo tenían más precio viniendo de ella que los más altos favores de las mujeres de moda. El día en que, en el curso de una conversación, declaró al señor de Candore que no le gustaban los jóvenes, el diplomático sintió casi fatuidad por sus cincuenta años.

No bien terminaron los versos, fueron estrepitosamente aplaudidos por el benévolo auditorio; pero, si hemos de decir la verdad, ni D. José ni doña Antonia prestaron atención durante la lectura; las señoras mayores se adormecieron con el sonsonete; el señor cura halló la composición sobrado materialista y mitológica y un poco pesada, y las amiguitas de Lucía más se entusiasmaron con la buena presencia del poeta que con el mérito literario de su obra.

Pero el viejo movía la cabeza en señal de incredulidad y se ha puesto a relatar el objeto de su visita. Este viejo ha dicho que él es autor cómico. Azorín se ha quedado estupefacto. Autor dramático, acaso; pero cómico le parecía una enormidad. Luego ha añadido que a él le han dicho que Azorín tiene en Madrid muchas relaciones y que podrá ayudarle, porque es muy benévolo.

No podía haber dado mayor gusto á D. Carlos, ni mayor satisfacción de amor propio; porque, como todos los que escriben, han escrito ó escribirán versos en el mundo, era D. Carlos aficionadísimo á recitarlos en presencia de un benévolo y discreto auditorio, y siempre se inclinaba á calificarle de discreto, con tal de que fuese benévolo.

Soy muy claro. El señor Joaquín se puso más tétrico aún. ¡Por vida de la Constitución! ¡Qué aprieto y qué compromiso es para un padre!... Tener hijas concluyó el jesuita con su vaga sonrisa, adelantando el belfo labio, en mueca de benévolo desdén.

Esa mujer va á cometer un disparate, exclamó vivamente mi compañera, y yo no esperé más. Bajo en el acto, me voy á casa de la lechera de la vecindad, la llamo la atencion sobre el estado de Luisa, y la buena Madama Fonteral deja inmediatamente su quehacer, me mira de un modo cariñoso y benévolo: ¿Que voulez-vous que je fasse?

No tanto para que se tenga una prueba más de la verosimilitud de mi cuadro, como para que se conozca el saber de la citada producción, cuyo autor tuvo el mal gusto ó la abnegación, de morirse sin descubrir su nombre , voy á transcribir algunas de sus escenas, contando con la indulgencia del benévolo lector: Se representó este sainete en Santander, según una nota que contiene, el año de 1783, en el día de los santos mártires Emeterio y Celedonio, es decir, el 30 de agosto.

D. Fadrique era el ojito derecho de ambas señoras, cada una de las cuales estaba ya en los cuarenta y pico de años cuando tenía doce nuestro héroe. Las dos tías ó chachas se parecían en algo y se diferenciaban en mucho. Se parecían en cierto entono amable y benévolo de hidalgas, en la piedad católica y en la profunda ignorancia.

Bajo su influencia, uno llegaba hasta a olvidar que los tales pasteles estaban guardados en un viejo fuentón de lata, bajo la cama, en compañía del antiguo cajón de fideos, hoy humilde depósito de tabaco para el uso de la patrona, y expuestos a las correrías irrespetuosas de las pulgas matreras , que pasan su vida viajando de los perros a sus dueños y de éstos a los perros, hasta encontrar algún benévolo forastero que, a pesar suyo, las lleve por ahí a tierras lejanas.

¿Pueden aplicarse estas palabras de Barrili al señor Cané? ¿El autor de En viaje ha condensado ya todas sus cualidades, ha dado su nota más alta? En cada libro que escribe el señor Cané, se revela una faz distinta de su espíritu: esto hace difícil en extremo la tarea del crítico severo, fácil a lo sumo la del benévolo, pues en justicia hay tanto que alabar!