United States or Bhutan ? Vote for the TOP Country of the Week !


Ni la inscripción del festín de Baltasar, ni la rota de Roncesvalles, ni la capitulación de Sedán, produjeron tanto efecto como el que originaron las anteriores palabras. Un silencio de muerte invadió el salón, y las lágrimas se agolparon á los ojos.

Los jefes salían un poco del aislamiento en que los mantenía su altivez y se dignaban conversar con sus hombres para infundirles ánimo. Un esfuerzo más, y envolverían á franceses é ingleses, repitiendo la hazaña de Sedán, cuyo aniversario se celebraba en aquellos días. Iban á entrar en París: era asunto de una semana. ¡París!

Pero nada... Aquel zagalote guapo y desabrido no sabía salir en su conversación de las rutinas más triviales. Su timidez era tan ceremoniosa como su levita de paño negro, de lo mejor de Sedán, y que parecía, usada por él, como un reclamo del buen género de la casa.

Ingleses y franceses retrocedían ante el movimiento envolvente de los invasores. Algunos esperaban un nuevo Sedán. Desnoyers seguía el avance del enemigo yendo diariamente á la estación del Norte. Cada veinticuatro horas se achicaba el radio de circulación de los viajeros.

El otro Napoleón, el de Sedán, podía haberse refugiado en Bélgica, abandonando á sus tropas, como lo había hecho el triste César germánico; pero, enfermo y desfalleciente sobre su caballo, prefería galopar solo á lo largo de una carretera barrida por los cañones, esperando la granada que lo hiciese pedazos. Así entendía Toledo el honor militar, así había sido aceptado en todas las épocas.

Dirigíame a las inmediaciones de Sedán, a casa del duque de C..., antiguo amigo de mi padre y protector de mi familia, el cual habíase ofrecido a acompañarme a París y presentarme en Versalles, con objeto de obtener para el mando de una compañía de dragones por influencia de una hermana suya, la marquesa de F..., hermosa joven designada por la opinión pública como sucesora de Mad.

Llegué a Sedán de noche, y no pudiendo a semejante hora dirigirme al castillo de mi protector, aplacé mi visita para el día siguiente, y busqué hospedaje en el hotel de Las armas de Francia, el mejor de la ciudad, que era el punto de reunión de los oficiales, porque Sedán es plaza fuerte y hay en ella mucha guarnición.

Cuando, dos horas más tarde, entramos en demanda de nuestros lechos, los campos de la Moskowa, de Eylau o de Sedán, eran idilios al lado del cuadro que se nos ofreció a la vista. Aún recuerdo una almohada que era un poema.