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Fernando rehusa acceder á lo último por guardar el juramento prestado; entonces pelean ambos, cae Fernando, y Don Fadrique le pone la espada al pecho para que revele el secreto; pero el vencido persiste con firmeza en su propósito, y prefiere morir á quebrantar su promesa. El Marqués le dice entonces: Levantad, ejemplo raro De fortaleza y valor, Alto blasón del honor, De nobleza espejo claro.

No lo podía evitar: tenía esa vanidad madrileña que pretende cubrir con perifollos de seda la falta de ropa blanca, y que prefiere el adorno de la sala al cuidado de la alcoba. Pepe participó también, en cierto modo, de ese sentimiento que tiende a ocultar al prójimo la propia miseria.

Hasta mi madre prefiere quedarse al lado de su hermana, diciendo que los alemanes son muy buenos, muy civilizados y nada puede temerse de ellos cuando triunfen. Al doctor parecía molestarle esta buena opinión. No se dan cuenta de lo que es la guerra moderna, ignoran que nuestros generales han estudiado el arte de reducir al enemigo rápidamente y que lo emplearán con un método implacable.

Pronto llega en persona el galán, estúpido personaje, que hace reir mucho con sus torpezas; Inés le da calabazas, declarando que prefiere no tener marido á casarse con un pollino semejante; después se presentan dos judíos como agentes matrimoniales, y le hablan de varios caballeros deseosos de tomar estado.

No, por cierto; prefiere ir de levita y en su carricoche de dos caballos ... ¿Prestaría su perro? Puede que ... y puede que no. ¡Vaya usted, Rouet, dijo la señorita Guichard, y haga buena guardia ... Se volvió hacia Bobart y dijo: Este es un ser absolutamente estúpido y no le creo leal. ¿Qué confianza puedo tener en él? ¡Por veinte francos me haría traición!

No obstante esta analogía general de ambos caracteres dramáticos, no puede compararse con aquel otro excelente poeta, porque superan á las de éste sus faltas, sin poseer sus bellezas en tan alto grado. Monroy prefiere casi siempre lo excéntrico.

Juan Florín quiso dar veinte mil duros al capitán Irizar por su rescate; pero fué inútil su ofrecimiento, porque el hombre entendido y de buen juicio prefiere su honra a todo el dinero del mundo. Con noventa hombres presos y los dos barcos cogidos, el capitán Irizar volvió a Cádiz, como correspondía a su fina lealtad.

Pues la cocinera prefiere a éste, que no va con buen fin, y no al otro, que quiere casarse de veras. Y es inútil que yo la diga nada. En cambio, tenemos una chinita a quien le gusta mucho el laborioso y ahorrativo, pero éste está entusiasmado con la cocinera y no hace caso de la chinita.

Toma este libro, y lée: «El que repudie tres veces á una muger, no podrá volverla á hacer suya sino despues de pasar por los brazos de otro hombre que tambien la haya repudiado .» ¿Y prefieres al marido que tienes ahora el que por tres veces te repudió? Le prefiero sin duda puesto que solo á él amo; él tambien me prefiere á sus demas esposas, y la tristeza le devora desde que me perdió.

El castillo está dispuesto para el recibimiento del noble prometido. Voy a mandar que enciendan nuevos fuegos; los barriles de alquitrán están ya apagándose. ELSA. ¡Padre! EL CONDE. ¿Queréis, quizá, que os envíe a vuestras damas de compañía? No tenéis más que mandarlo. Pero no; el amor prefiere la soledad. Perdonad a un viejo que ha olvidado ya lo que es el amor. ¡A vuestras órdenes!