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Actualizado: 20 de mayo de 2025
Yo me precipito, pero todos salen también detrás mío, y Julio, Zoraida y yo la acorralamos a Camucha contra la baranda de la escalera para quitárselo. Ella se defiende y quiere entregárselo a Julio. Yo la abrazo a Carmen para hacérselo soltar, pero con la agitación y con el miedo, me faltan las fuerzas. Llamo a Juana, la sirvienta, en mi auxilio. Todos gritamos.
Y se precipitó por la escalera que conducía a la cala silbando un motete. ¡Pero exclamó el desgraciado Santiago, trémulo y aturdido , yo no he dicho que...!
Era una de las escampavías que había disparado un cañonazo. A este ruido inesperado, el desgraciado fraile dio un salto convulsivo, levantó instintivamente la cabeza por la borda, y, viendo las dos escampavías, la bajó rápidamente y se precipitó en el sollado haciendo repetidas veces la señal de la cruz.
Con una llave que sacó del bolsillo abrió Pector la puerta de comunicación y pasamos desde la luz de las lámparas eléctricas á las tinieblas de los bastidores. Seguí á mi guía, que evolucionaba entre los trastos, los accesorios y las decoraciones con la seguridad de un antiguo abonado. Todo el mundo le saludaba al pasar y el director de la compañía se precipitó ante él como si fuese un soberano.
Las dos escampavías se iban aproximando, una por cada lado, y no estaban a un tiro de cañón de la tartana, cuando ésta viró en redondo, pasó intrépidamente por entre sus enemigos, al mismo tiempo que les enviaba una andanada, y se precipitó en dirección a la punta de la Torre.
Ruidos, carcajadas, estrépito de libros cerrados de golpe, las mil y mil voces, francas y alegres, de la dichosa libertad infantil. El anciano retrocedió colérico. Abrió la puerta; por ella se precipitó desbordado, recordándome felices años, un torrente de ingenuas carcajadas.
Vaya, hijo mío, tranquilícese decía el buen anciano levantando a Blasillo. Este volvió en sí, miró a su alrededor, y se precipitó de nuevo en los brazos del gitano. ¡Cuánta caridad! decía el guardián ; va a herirse con las cadenas de ese bandido. El sacerdote se vio obligado a arrancarle de sus brazos casi sin conocimiento. Señor le dijo el gitano , quisiera volver a ver a usted mañana.
¡Oh! ¡oh! ya nos incomodamos... no hay que hacerse de rogar dijo Kernok . ¡A mí, Melia! y se precipitó sobre la culebrina que él había bautizado con este nombre, tomó medidas y apuntó : ¡Ahí va eso! e hizo jugar la batería. ¡Bravo! exclamó cuando el humo se hubo disipado y pudo apreciar el efecto del disparo , ¡bravo!
El viejo pasó por delante de Mario sin verlo, y al llegar a la orilla del Estanque grande se precipitó en él. El dependiente sé paró. Mario corrió instantáneamente al sitio, y viendo al viejo luchar con la muerte, sé despojó súbito de la levita y se arrojó a salvarlo. Aunque sabía sostenerse en el agua no era gran nadador: por otra parte, los pantalones y las botas le embarazaban extremadamente.
Hubiera querido continuar para que Nancy se irritara contra él; era una tranquilidad y una firmeza tan exasperantes. Pero al fin y al cabo todavía no le era indiferente. La entrada de Priscila, que se precipitó diciendo: «¡Dios mío! Dios, veamos, hija, qué tiene ese vestido», le quitó a Godfrey la esperanza de una querella. Supongo que ahora debo irme le dijo a Priscila.
Palabra del Dia
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