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Actualizado: 20 de junio de 2025
Acaeció, no obstante, lo que era de esperar: allá al final del cuarto acto, cuando el tenor avanza hasta las candilejas para expresar con algún do de pecho la emoción que le embarga, y las señoras se levantan de sus asientos dejándose poner los abrigos por sus maridos, amantes o admiradores, la roja camelia cayó al suelo: la generala, con el abrigo ya puesto, se precipitó fuera del palco, sin duda para ocultar su confusión.
En la galera corsaria dejó a Juan de Cartagena y a Fray Blas con diez hombres más de su fuerza y con veinte galeotes, ya libres y armados, y se precipitó en la nueva Argo con todos los demás que le seguían y que eran más de sesenta.
Se acercó por detrás del toro; y este joven, de delicada estructura y de fino aspecto, cogió de sus manos la cola de la fiera, y la atrajo a sí, como si hubiera sido un perrito faldero. Sorprendido el toro, se revolvió furioso y se precipitó contra su adversario, quien, sin volver la espalda y andando hacia atrás, evitó el primer choque con una media vuelta a la derecha.
El Club tiene demasiada mala influencia sobre los hombres para que yo me decida a tomar un marido que no tenga otro pasatiempo. La puerta acababa de abrirse; el señor Aubry entró. Al ver a su mujer y a su hija, una sonrisa iluminó su rostro. María Teresa se precipitó hacia él, y poniéndole su frente a besar: Buenas tardes, papá le dijo.
¿Qué ha pasado aquí? exclamó Cornelio con voz ronca. ¡Aquí ha habido un combate! respondió Horn mesándose el cabello . ¡Los salvajes han acometido a nuestros compañeros! ¡Y tal vez mi tío, mi hermano y el chino han sido muertos! ¡No!... ¡Esperad!... El piloto se precipitó entre la yerba y recogió un trozo de carta arrugado, que había al pie de un árbol.
Cuéntase de un título cordobés que sacrificando á la reparacion de su honor ofendido los vínculos mas tiernos de la naturaleza, precipitó en ella á una hija suya que vivia amancebada con un jóven de oscuro linage.
Tiró á un ujier á un lado, y á otro á otro, y entró también. Pero entre la inocente detención causada por Quevedo, la de los tudescos y la de los ujieres, había pasado mucho tiempo. El paje había desaparecido. Cuando el bufón entró, se precipitó á la mesa y se arrojó sobre ella. La reina dió un grito. El padre Aliaga, que almorzaba con la reina, se puso de pie.
Levantábase del suelo don Guillén, y Angustias se precipitó en sus brazos, tendiendo hacia él los labios sedientos, la cabeza derribada hacia la espalda, como inerte. Don Guillén le enderezó suavemente la cabeza y le besó la frente.
Desesperada por tan terrible desgracia, y todavía más pensando en que Cirilo suspendería definitivamente el matrimonio, estuvo a punto de suicidarse. Pero aquél se condujo en tal ocasión como un hombre de alma grande y generosa; no sólo no suspendió la boda, sino que la precipitó cuanto pudo.
Cuando llegó jadeando á lo alto, atravesó, á la carrera casi, una crujía, se entró en la cocina, y sin hablar una palabra se precipitó á las hornillas, y levantó la tapa de una cacerola de una manera nerviosa. Los ojos de Montiño brillaron de una manera particular. ¿Quién ha rellenado este capón? dijo con voz estentórea y amenazadora.
Palabra del Dia
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